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miércoles, 18 de diciembre de 2019

QUIERO SER HOMBRE.

Está bien ser mujer, puede que sea más poderoso,
más significativo para la vida: abrirte, recibir, parir.
Ser la tierra, el alimento. Está bien. Puede convencer.

Pero, para la próxima, renuncio.

Quiero el papel secundario. Renuncio al primero.
Al protagonista le dejo las tetas, las hormonas de la pubertad,
de la menopausia, de la puberpausia. Le regalo la regla,  la tendencia a la depresión.
También la inclinación a dar cariño, abrazos y besos,
a curar las fiebres y la varicela, a dar ánimos y seguridad.
Ofrezco la inclinación a mantener "el hogar" limpio y ordenado,
la nevera llena, la ropa limpia, los zapatos brillantes.

Para la próxima, renuncio.
Para que no me afecten las estadísticas:
más años de vida, más paro,
más pobreza, mas vulnerabilidad,
menos salario, menos credibilidad.👊
Para que no me afecten las falsas creencias:
más tontas, más cotillas, más débiles, más putas😈

Para la próxima me pido ser tío.
 



viernes, 29 de noviembre de 2013

NOMBRES DE MUJER, NOMBRES DE UN PROYECTO


Anaís podría ser el nombre de una realidad
Ángela es el nombre de un proyecto
Anastasia es el nombre de un sueño.
Mi Anaís, mi Ángela, mi Anastasia
Se me escaparon en el tiempo.
No me doy por vencido porque el tiempo como las olas 
vuelve y vuelve a la costa. 
                                                                            Cien poemas cff

lunes, 18 de febrero de 2013

LAS MENTIRAS SOBRE LAS MUJERES QUE RONDAN LOS CINCUENTA

     Me decía mi amiga Gadea esta mañana que, con frecuencia,  recuerda que su madre pasó unos años que casi siempre estaba enferma. Rondaba los cincuenta. Yo recuerdo que a esa edad mi madre también estaba siempre pachuca; cuando no era gripe era un cólico, cuando no, vértigos o una infección de no se que. Me preguntaba Gadea :
- ¿ has observado que además,  sin tener una enfermedad diagnosticada,  siguen mal ? Dice Gadea:
- tú le preguntas, a tu tía por ejemplo:
- ¿ cómo estas tia ? y te contesta:
- mal hija mía, algo tengo que tener, no valgo "pa na". Si no puedo ni hacer las camas. El médico me dice que estoy bien, que son cosas de la edad. Que no saben, porque algo tengo que tener.
Y tú te ibas preocupada, pensando si realmente tendría algo grave que los médicos no acertaban a ver. Y pasa y el tiempo y ahora tienen sesenta y están como rosas. Las mujeres que me rodean, todas, han pasado por eso. Y lo que me preocupa, dice Gade, a es que me voy aproximando a la EDAD y a los síntomas; cuando no me duele la cabeza, me duelen los ovarios, las piernas, me mareo, tengo naúseas.
 Y yo me pregunto ¿ es físico ?, ¿ solo físico? ¿ influye que solo he conseguido pongamos un 25 por ciento de los sueños que tenía a los veinte ? La sociedad te enseña que a partir de los cuarenta y tantos ya lo tienes todo hecho, que lo que no has hecho ya, debes olvidarlo porque la gente mayor ya no es interesante, ni atractiva. A no ser, claro, que seas un tipo millonario, es la excepción. A mi, personalmente no me gustan los tipos maduros, aunque tengan dinero. Y añado que,  a esa edad, te quedan años suficientes para decirles a algunos : "chincha rabilla".  Que no te nublen las mentiras. Hay muchas mentiras que nos las han repetido tanto, tanto,  que las confundimos con verdades.

martes, 15 de enero de 2013

GADEA VESTIDA DE ROJO 4ª y ÚLTIMA PARTE

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Una tarde, como en la que empezó todo, sin previo aviso, sin que, aparentemente,  hubiese cambiado algo, ni siquiera la posición de las macetas de los geranios, Gadea notó como la respuesta a la omnipresente pregunta de los últimos años de su vida llegó a su cabeza: “tengo que iniciar un viaje”. “Lo empiezo ahora mismo”.
Así me contó Gadea que sucedió. Sin dudas, sin peros, sin vacilaciones . Así fue cómo supo que lo que tenía que hacer era comenzar una relación con Zenón como si se acabaran de conocer. “Cuando aparezca por esa puerta  le estrecharé la mano, le daré dos besos, como cuando te presentan a alguien, y le diré ¿ que tal?, encantada de conocerte” . “ Después lo trataré como se trata  a alguien que va por primera vez a tu casa:  le preguntaré si quiere tomar algo, si quiere quedarse a cenar, si le gusta lo que hay de cena. Más tarde, ¿ quien sabe?,  a lo mejor surge algo entre nosotros, si no esta noche , que podría ser algo precipitado teniendo en cuenta que nos acabamos de conocer, a lo mejor mañana. “Creo que puedo seducirlo si me lo propongo”.  “ Lo haré, seré una desconocida para él  . ”
Y en esas está Gadea, de viaje hacía su nueva pareja. Y dice que es un error esperar a que algo o alguien vuelva a ser como antes. Asegura que nada ni nadie tiene la facultad de poder ser como era ayer, afortunadamente.

lunes, 14 de enero de 2013

GADEA VESTIDA DE ROJO 3ª PARTE

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Gadea quería mantener la calma, necesitaba ver la situación con perspectiva. ¡Tranquilidad, tranquilidad !, se repetía.  Se  trataba de un par de episodios insignificantes pero, extrañamente la conmovían. Eran como dos grandes burbujas de jabón que la atrapaban provocándole asfixia.
Hubo un día de descanso pero, el cuarto fue determinante: después de cenar instalaron el viejo sistema de diapositivas olvidado hacía años en el trastero. Repasaron imágenes de varios años de su vida, vacaciones, viajes, celebraciones…La CERTEZA  de que la persona que tenía a su lado era un extraño cayó sobre Gadea sepultándola bajo un enorme montón de escombros.
Cuando, días después,  logró apartar los cascotes, la pregunta fue: ¿ Y AHORA QUÉ ?
A veces, la respuesta parecía clara: “ tendré que empezar de nuevo”.  Gadea se planteó reconducir su vida con alguien a quién sí conocía;  “cualquiera me daría la razón”, pensaba, “a todas luces es el único camino” .  La soñada nueva vida con “ el conocido” se presentaba como una tentación difícil de evitar.  Sin embargo,  le duraba poco,  cuando más, unas horas , y aunque se alejaba de su cabeza volvía a aparecer con la misma intensidad, como el juguete que un perro entierra y desentierra en el jardín,  una y otra vez. El baile, entre el Si y el No, duró años. Es lo normal en estos casos.

jueves, 10 de enero de 2013

GADEA VESTIDA DE ROJO 2ª PARTE

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   En las películas de ciencia ficción hemos visto, muchas veces, como extraterrestres conviven, sin levantar sospecha, con los humanos, pero gracias a unas gafas llenas de tecnología o a un poder ocasional, el humano descubre sorprendido y aterrado que la persona que tiene a su lado es un lagarto, o un bicho raro y feo. Algo así es lo que sitió Gadea; no es que viese a Zenón como a un marciano o un robot, no, pero, si de pronto, te despiertas en tu casa al lado de un extraño, la sorpresa es grande y un poco de miedo da , ¿ que duda cabe ? 
Gadea se levantó y,  para sacudirse definitivamente la corriente de sus manos,  se quitó el vestido rojo, la ropa interior , y se puso su bikini preferido,  con una parsimonia imposible,  para quien conozca a Gadea. Se tiró al agua. Y sí, logró acabar con lo  que ella denominó, para sí,  “el cortocircuito provocado por el calor y la cerveza”. 
Logró deshacer el malestar solo por ese día porque,  a la mañana siguiente,  “hubo un nuevo brote de tristeza en la ciudad” :  Gadea estaba en la cocina preparando la comida; a un lado de la encimera tenía un plato con trozos de bacalao ya desalado, encima de la vitrocerámica, una olla con agua para cocerlo. También había sacado de los cajones el aceite de oliva, la sal, en fin,  todo lo que necesitaba para un buen bacalao al pil pil, uno de los platos preferidos de hacer y de gustar de su marido. ¡Zenón!, gritó, ¡cuando quieras baja que ya está todo preparado! Y las palabras que obtuvo por respuesta, unos minutos después, cuando lo tenía a su lado, fueron: ¡pero si yo no se cocinar esto!, ¡jamás lo he hecho! . Buscaré la receta en Internet, debe estar bueno.
Gadea me contó que no le dio importancia, que solo se sintió triste y que pensó que se trataba de una de las extravagancias de su marido; a él le gustaba tanto la comida tradicional como la tortilla de patatas desestructurada; a veces, escuchaba durante días folklore africano y luego,  música barroca o pop de los ochenta; igual practicaba el tiro con arco que observaba las estrellas ; un día leía las enseñazas de Buda, y al otro, el Corán o el último best seller ( con el que nunca era indulgente).  Sin embargo, cuando horas mas tarde,  Gadea estaba recordando el episodio del pil pil,  su tristeza se convirtió en la misma sensación del día anterior:  Zenón era un desconocido, ¡hasta su nombre le parecía no haberlo oído nunca!   Como por revelación divina,  supo que no se había tratado de  una extravagancia, eran años luz de distanciamiento. ¿Qué estaba pasando? Algo había cambiado en su marido. ¿ O en ella? No, en él, no era el mismo. Èl , no era el mismo. Estaba segura. 
Continuará.........

GADEA VESTIDA DE ROJO 1ª PARTE

   Rojo. Gadea Díaz salió de la cocina y se sentó en el patio, en un extremo del sofá de mimbre y cojines estampados con grandes flores. Iba vestida de rojo. Miró la piscina que estaba enfrente, a unos 10 metros, y luego a la derecha, donde tenía ocho macetas con hermosos geranios.  Estaba algo nerviosa pero, al sentarse y echar una ojeada a su alrededor, sintió alivio porque ese mes había pagado la última letra de esa casa, su casa. ¡ Una preocupación menos ! pensó. Y se sirvió una cerveza bien fría que le supo a gloria. Dos minutos hacía que Gadea se había bebido el último trago de su botellín cuando, por la misma puerta de la cocina, salió al patio Zenón, sí Zenón, como el filósofo griego. Iba vestido de blanco: pantalón y camisa de lino, blanco. Llevaba veinte años casada con él. Escogió el otro extremo del sofá para sentarse, lo hizo sin decir palabra, con la mirada perdida, como ensimismado en algún inoportuno e incómodo pensamiento. Zenón tomó asiento y simultáneamente Gadea se estremeció; durante unos segundos una desagradable sensación le recorrió el cuerpo, una impresión que se detuvo en sus manos: era como si hubiese mentido los dedos en un enchufe y la corriente luchara por salir por la punta de los dedos. Ese fue el impacto físico, el emocional fue peor: sintió que Zenón era un desconocido.

Continuará...........