Hay una frase muy popular que dice: " eso está entre Pinto y Valdemoro". Vendría a ser como el limbo en la Tierra, más concretamente, en la comunidad autónoma española de Madrid. Bien, pues me cuenta Gadea que ha conocido a alguién que elige Pinto como lugar donde le gustaría vivir. Yo solo puede decir que ¡hay gente para todo!
Dice Gadea que generalmente se eligen sitios donde abundan las mechas rubias, los gimnasios, las tiendas de marca, los restaurantes japoneses y los ejecutivos con trajes de Armani ( a mi me encantan, y los de Antonio Miró también). Están los que prefiere el casco antiguo de las ciudades, el ambiente más intelectual, lugares cerca de cines y teatros y cafés con música en directo...Los hay quienes se deciden por espacios más grandes, paisajes bonitos y menos aglomeración. Pero... ¿Pinto? ¿ Quien elige Pinto como sitio ideal para vivir ?
Pues según Gadea, personas sencillas que no necesitan nada de lo dicho arriba para ser feliz. Personas auténticas que saben bién lo que quieren, aunque, la mayoría de los mortales se atrevan a pensar que no es así , que no saben lo que quieren, que no saben lo que es bueno. Muchos tienen la desfachatez de saber lo que es bueno para el que tienen enfrente. Sí, ¿por qué no? En sitios así, la apariencia, la vanidad, las obligaciones tácitas que impone la sociedad, son menores. De lo que se puede deducir que la libertad es mayor. Y ¿ quién se atreve a decir que prefiere menos libertad ?
martes, 16 de septiembre de 2014
lunes, 15 de septiembre de 2014
MATAR AL MONSTRUO
Gadea siempre
deseó lo mismo: una casa con muros de piedra y un tejado de verdad. En los
puntos más altos de la gráfica de su vida, casi la rozaba con sus manos. Y
entonces, el mismo sueño: un monstruo que olía a cóctel de especias, derrumbaba
la incipiente construcción. Es cierto que, ya despierta, recordaba, como de entre los escombros de la casa
de sus sueños, emergía su deseo, inmortal, como Ave Fénix. Pequeño y débil se elevaba para volver al lugar
donde esperan los sueños . Si Gadea consiguiera soñar con la muerte del
monstruo es seguro que conseguiría su casa. Sin inseguridad, el camino sería recto,
verde, y olería a jara. Lo se porque así lo he soñado yo.
EL REPIPI
Al repipi nunca
se le vio una prenda sin marca, ni un pelo descolocado, ni siquiera una mala cara un lunes por
la mañana, cuando era conocido, que sus salidas de fin de semana, duraban la
noche entera. Llegaba estirado como el palo de una escoba y saludaba con un
“hola a todos” tan pedante que nadie contestaba. Un día nos comunicó que se
casaba, lo que originó una lista de excusas larga y divertida. Algunos la
utilizaron, otros no tuvimos valor y fuimos a la boda. Tras casi una hora
esperando a conocer a la novia del repipi , la boda se suspendió. Cogió el
micrófono y desde el altar de la iglesia, donde su broceado contrastaba con la
blanca figura de Jesucristo, dijo:
“ solo os pido que comprendáis que estar a mi altura es difícil. No la
juzguéis, estoy bien “.
Mai Raymundo
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