Veo tejados, de un colegio, de casas, de una zona de ocio. Pronto dejare de verlos, no me importa. Creo que todos los cambios me llevaran al sitio que quiero y que no se cual es. Lo importante es el camino, leí una vez, pero también el lugar donde llegues, añado yo, no el definitivo que para ese no tengo prisa. Si tuviera las cosas que echo de menos, y que alguna vez tuve al alcance de la mano, ahora me estaria lamentando de otras cosas, lo se. Pero, me cuesta encontrar estabilidad, esté donde esté. Porque la estabilidad es algo interno, de tu conciencia, de tu ser, y las cosas de fuera te influyen de distinta manera dependiendo de tu momento interno, de si tienes lo que te da seguridad. Si supiera rezar, rezaría, si supiera pedir, pediría....pero esa capacidad la perdí o quizás nunca la aprendí; quiero una casa con paredes de piedra y un tejado a prueba de tormentas, eso es lo que quiero. Lo demás, ya lo tengo. Ahora que lo pienso, tengo casi todo. Lo que no se es dónde construiría esa casa porque siempre me siento extranjera en mi país y distinta donde nací y con la mayoría de la gente. Cuando era estudiante, un compañero de piso me preguntaba por qué me empeñaba en ser distinta a las demás y me molestaba porque no era mi objetivo. Con el tiempo se que, en parte, llevaba razón : no me esforzaba en ser distinta, lo soy.
Gadea Díaz
viernes, 24 de mayo de 2013
lunes, 20 de mayo de 2013
MI MAYOR ARMA
La Fe, arma del hombre.
Lo hace
dios lo hace cerdo
le da alas
o, plomo para quemarse en el infierno.
El hombre
cree y el verbo se vuelve carne.
Mi Fe está
guardada en un viejo retrato endeble
de marco
cobre de libélulas de cristal quebrado
todopoderoso
como el dios de los creyentes como ibis adorado.
Hay una
pared una puerta y delante mi madre
va de largo
de blanco con unas flores en la mano
me mira
sonrie descansa a mi lado
le rezo le
pido le imploro le suplico
cuando mi
alma se pinta cobarde.
Me parece
inmutable al tiempo al desconsuelo de mis ruegos.
Actúa
cuando mi desesperación se desprende de la bombona de oxígeno
que cargo y
recargo]
cuando me
hundo en el fondo del frío océano.
El dolor me
aprieta las sienes me hincha los ojos
mi cerebro
solo quiere sobrevivir ni piensa ni razona ni me consuela,
ni un
maldito halago.
El retrato
me lleva de la mano hasta el fango
me rechaza me
zarandea empuja me suelta y….
tira de mi
brazo hasta arrancarlo.
Me salva .
Donde
puedo respirar me deja como en desamparo
doy vueltas
y vueltas y entre dudas y angustias de vértigo
aparezco
instalado de nuevo, en lo nuevo.
Aprendo a
quererlo lo cuido lo miro lo corrijo lo limpio
en el nuevo
camino descubro maravillas.
Camino más
y otra vez turbias decepciones me hacen llorar
si no si no si he vuelto a caer
no valgo
nada no quiero nada no amo nada.
El retrato,
sí, el retrato me da la gloria
Me arrastró
a la muerte y ahora me inyecta vida,
resurrección.
Me muestra
las miserias me sacude la mierda
tiende una
alfombra a mis pies
camino de
nuevo mirando de frente.
Aprecio a
mi gente
agradezco
el Sol la comida y
disfruto con el tacto.
Duermo
rodeado de flores blancas olor de incienso polvo de estrellas
mi retrato
me erguirá hoy mañana mañana y mañana
te tengo
Fe, retrato.
Ojalá estuvieras con nosotros. Hoy podríamos decirte: felicidades. Pero nos dejaste hace tanto y nos quedamos tan solos, unos más que a otros, eso si; cada uno de nosotros arrastra una cantidad de soledad distinta. Yo me reprocho no haberte atentido cuando tuve la oportunidad y ahora me entristece no saber lo que pensarías sobre algunas cosas o cómo actuarías en ciertas ocasiones; tengo la sensación de que no te conocí, aunque de una madre lo que más se recuerda son sus caricias y su amor, y eso si que lo recuerdo.
¡Ojalá pudiéramos decirte: felicidades !
Cien poemas cff
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