QUIÉREME

viernes, 7 de noviembre de 2014

EL ESPACIO DE CADA UNO

     A veces veo,  como cada uno,  tenemos un espacio determinado. Algunos tienen un espacio grande, en tal caso,  pasan su vida en distintos países del mundo. En otros casos, su espacio es pequeño, y su vida transcurre, por ejemplo, en su ciudad natal. Además, a veces veo, como cada uno tenemos un potencial para hacer cosas, un potencial único, diferente pero,  predeterminado, es decir, que no puedes hacer más ni menos. El libre albedrío, la capacidad de elección, la voluntad para actuar, está limitada. Quizás la popular frase: "no se le pueden pedir peras al olmo",  podría servir para explicar parte de esta idea. Si uno de nosotros ha nacido para ser Cervantes o Shakespeare, lo será. Si ha nacido para ser un escritor menor, lo será,  y escribirá  lo que tenga que escribir, que aunque no sea tan popular, será lo que tenga que ser. También los hay que plagian. De estos no conozco la utilidad, como tampoco conozco cual es el valor  ( salvo el beneficio propio) de los corruptos, ladrones, o criminales en general. Pero creo, que están programados para ello. Algunos son los suficientemente inteligentes como para esquivar esas tendencias, pero en general, no pueden. No pueden ir contra su propia naturaleza. ( Y que esto no se interprete como justificación, ni mucho menos ).  Como tampoco pueden ir contra su naturaleza los destinados a hacer algo grande,  bonito, útil: los baches se convertirán en trampolines, las curvas en líneas rectas y cualquier obstáculo desaparecerá como un espejismo. Si estás destinado a ser Miguel Angel o Rafael, lo serás, si Al Capone, también lo serás. Y en el gran engranaje que sería el mundo, los que estamos ahí en medio,  que ni para un lado,  ni para otro, también tenemos nuestro papel. Quizás alisando el camino, o sea, haciendo lo que tenemos que hacer,  para que otro pueda hacer lo que tenga que hacer.  
Con esto no quiero decir que el esfuerzo no sirve de nada. El esfuerzo es, no sé, ¿ el 90 % del éxito ? La diferencia entre unos y otros está en que,  si tú eres un arquitecto, el esfuerzo que empleas en la arquitectura, se convierte en placer y eso hace inmedible el trabajo duro.