Piense que toda esta caterva de lacayos, al verle instalado aquí, tratará de reírse de usted. Verán a un igual, colocado injustamente por encima de ellos. Bajo una apariencia de bonachonería y buenos consejos, de deseos de agradarle tratarán de hacerle caer en alguna patochada.
-Los desafío a conseguirlo-dijo Julián mordiéndose los labios y volviendo a su desconfianza.
Los salones que aquellos señores atravesaron en el primer piso, antes de llegar al gabinete del marqués, le hubieran parecido, mi querido lector, tan tristes como magníficos. Aun regalándoselos no querría usted habitarlos. No obstante, acrecentaron el entusiasmo de Julián. "¡Cómo se puede ser desgraciado -pensaba- viviendo en tan espléndida estancia!".
Stendhal. Rojo y Negro.
