QUIÉREME

lunes, 30 de mayo de 2011

SABER PEDIR

Alguna vez he pensado que hay dos clases de personas: las que saben pedir y las que no. Hay gente que parece que todo lo que hay a su alrededor es suyo y lo pido o lo usa sin escrúpulos. Y hay gente tan tímida que cuando necesita o quiere algo lo pide con gran esfuerzo una vez y no vuelve a insistir. Generalmente esto último no funciona. Luego supe que se puede aprender a pedir. Lo principal es saber lo que se quiere. Y aquí, en este punto,  quíen lo tiene muy claro es mi amiga Gadea Díaz. Dice mi amiga Gadea que mucha gente confunde lo que quiere. A cualquiera que le preguntes por sus deseos te dirá que quiere dinero, una casa, un coche, una pareja.... Pero,  a veces, no es exactamente eso lo que van buscando. Según Gadea, los deseos verdaderos son esos que afloran en tu mente por la noche cuando tratas de acomodarte en la cama para dormir. Al principio lo que tienes en la cabeza es lo que ha pasado durante el día, lo que tienes previsto para mañana y las preocupaciones que en ese momento marquen tu vida. Cuando te vas relajando, todo eso va dejando hueco, va despejando tu mente que te lleva a tu verdadero deseo. Es frecuente que no le demos importancia porque nos parece una fantasía. Mi amiga Gadea dice que ella durante mucho tiempo deseó que la besaran. Me cuenta que durante su primer matrimonio nunca, o casi nunca para ser más exactos, recibió un beso. Primero porque él no era nada cariñoso, segundo porque a penas se veían y tercero porque tenía una amante. Un día, delante de su coche había pareja besandose,  y dice,  que sintió mucha envidia y un dolor intensísimo en el estómago. Descubrió que era lo que le hacía llorar a menudo. Todas las noches soñaba con besos. Y ahora ha dejado muchas cosas en el camino pero besos, como el de esa pareja, los tiene siempre que quiere.