QUIÉREME

miércoles, 23 de julio de 2014

GRANDES PREGUNTAS

    Una de las grandes preguntas del hombre es ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿adónde voy? Si, son tres, pero es que, estas cuestiones,  son como el misterio de la Santísima Trinidad, son tres en una. Y una de las grandes preguntas que se hacen las mujeres, al menos las de mi pueblo, es: ¿qué hago mañana de comida? Creo que es el asunto sobre el que más piensan. No exagero,  porque varios minutos, todos los días durante toda la vida, es mucho tiempo. No digo que sea la pregunta más trascendental que se hacen, solo digo que es a la que más tiempo dedican. Y la cosa se agrava si, entre los comensales,  hay mayores y niños. Entonces se hace realmente complicado e imposible de complacer a todos; los mayores, inamovibles en sus posturas,  físicas pero sobre todo mentales, defienden que hay que obligar a los pequeños a comer de todo y añaden: "como hacía vuestra madre". ¿Qué es eso de no me gusta esto no me gusta lo otro? Se tienen que comer lo que hay en el plato y no hay nada más. Y se acabó la discusión". Claro que,  lo que hay en el plato, es lo que les gusta a ellos, a los abuelos. Prueba a darles de comer algo nuevo, algo a lo que no estén acostumbrados, o simplemente, a preparar lo mismo,  pero de otra forma. Entonces sale el niño que llevan dentro y o pica, o no tiene sabor, o está duro,  o blando o ¡qué se yo la de excusas que son capaces de inventar ! Ya te digo que es más complicado complacer a un mayor que a un niño. Y luego, el día que estás de buen humor, ves en el supermecado, por ejemplo, leche de cabra, que era lo que tomaban de niños, según han contado infinidad de veces, la compras pensando que le agradará y te sorprenden con un "¿ pero qué es esto ? Yo no puedo tomar leche de cabra porque es muy fuerte, tiene mucha grasa,  ya la puedes tirar ".  Y ese alimento con tanta grasa lo sustituyen por un plato de jamón con su vena blanca. Y tu te preguntas: ¿se creerá que es light como la coca cola?  Si te ha tocado cocinar para abuelos y niños me darás la razón, si no, ¡mejor para ti !

domingo, 20 de julio de 2014

UN SUEÑO DE GADEA

Dice Gadea que anoche no podía dormir. Estuvo viendo la tele y leyendo hasta bien entrada la madrugada. Se metió en la cama con el propósito de atrapar el sueño como fuera. Seis horas después se despertó feliz. Había tenido un sueño raro pero dichoso. Me cuenta Gadea que estaba en el campo. Allí, sus antiguos compañeros de trabajo, hacían sus tareas. Ella, se sentía angustiada porque no sabía si trabajaba allí o no,  pero debía hacer algo, escribir algo, y no le dejaban puesto ni ordenador. Dice que iba de grupo en grupo y nadie le hacía caso. Entonces decidió irse a casa a trabajar. "No se qué escribí", asegura Gadea," pero lo entregué a tiempo y sentí paz y orgullo por haberlo conseguido, a pesar, de tantos impedimentos, a los que, a veces, llamamos compañeros" . Y ahí no acaba todo: resulta que Gadea vuelve al campo (oficina) y sus colegas , si cabe, la ignoraban más aún. Bien, pues claramente no existe una relación directa pero, Gadea despierta e interpreta que sus amigos la ignoran porque lo que había escrito era bueno. En la siguiente escena del sueño, Gadea recogía un premio por ese trabajo y asegura que, además la dotación económica era altísima. Un sueño bonito, si, pero ahora mi amiga está obsesionada en recordar qué escribió, sobre qué, cómo lo hizo. Ni una sola palabra de ese estupendo trabajo viene a su mente. Yo le digo que eso no importa,  y que piense que, a veces, los sueños se cumplen.