QUIÉREME

miércoles, 29 de mayo de 2013

LA SOLEDAD: UN TESORO SI TU LA ELIGES, UNA MIERDA SI TE ELIGE ELLA.

     Dice mi amiga Gadea que la soledad es una mala compañía. Según Gadea, la soledad es de esas que llaman a tu puerta y tu, por educación, le abres y le ofreces un café. Ahí la jodiste. A partir de ese momento te va a resultar dificilísimo evitarla; un día sí y otro también, seguirá visitándote y,  por muchas argucias que utilices para eludirla, segurirá insistiendo en estar contigo, sin darse por aludida cuando le dices que estas ocupada,  esforzándose en que tu creas que te hace un favor y que la necesitas. ¡Es una manipuladora! No lo olvides. Todo lo que dice es mentira. Y lo que hace va encaminado a convertirte, en hacerte adicta a ella. La soledad es una ama de casa de cincuenta años dedicada exclusivamente a su casa y a sus hijos, es una trabajadora de treinta, dolida con su pareja porque le es infiel,  es un funcionario amargado con su inútil trabajo,  un jubilado que se resiste a envejecer y a ver la realidad, un directivo engreído y vanidoso que no ve más allá de sus propias narices.........Adopta mil formas, como el demonio de los creyentes. Con la soledad no queda otra que plantarle cara y echarla. No creas que porque la trates con dureza te pagará con la misma moneda y intentará vengarse, no. Por el contrario se quedará sorprendida con tu actitud y se irá. Comprenderá que esa puerta, tu puerta, se ha cerrado .  No seas condescendiente con la soledad.

Bye bye

Así es alguna, alguna, gente de la que veo dos veces al día, cinco veces a la semana. Me gustaría desplegar una gran pancarta en la que se pudiera leer: Adiós Moraleja, adiós. Pero, no lo veo factible, por lo tanto lo escribo aquí: Adiós Moraleja, adiós.

martes, 28 de mayo de 2013

MI PROFE PREFERIDA

En el instituto tuve una profesora de griego ( asignatura en la que sacaba sobresaliente y de la que, misteriosa y desgraciadamente para mí,  no recuerdo ni el abecedario ) con la que sentía mucha complicidad; era una de esas personas a la que amas u odias. Cada vez que hablaba, cosa que hacía utilizando frecuentemente la ironía, yo sentía que llevaba razón, que lo hacía con gracia, todo en ella era estupendo, inteligente, seductor......Ningún otro profesor despertó en mi esa admiración,  y nunca más,  encontré otro,  con el que compartiera cada una de sus palabras. Ella me dijo ( era nuestra tutora ) que yo podría estudiar lo que quisiera aunque..."eres muy tímida ". Con el tiempo descubrí que ese adjetivo que añadió, no fue gratuito y muchas veces, ser así,  me ha pasado factura. Años después, cuando yo ya estaba trabajando, la encontré por la calle. Era otra ciudad distinta, situada a unos 200 kilómetros de donde nos conocimos. Yo me emocioné cuando la vi, la saludé efusivamente, pero con timidez. Y ella no me reconoció. Ha pasado mucho tiempo más y sigo recordando esa complicidad, el placer de sentir ( aunque solo sea una ilusión ) que entiendes en toda su magnitud a alguién y viceversa.  Lo mismo me pasa ahora contigo.