QUIÉREME

jueves, 24 de marzo de 2022

LA TRISTEZA

 Cuando murió mi madre pensé que se había acabado mi pesar y el de ella. Nada más lejos de la realidad; sucedió que la tristeza me arraigó en el estómago y hoy es un roble. Conozco el amor, el desamor, la maternidad, la independencia pero, no la satisfacción ni el éxito. Entre ramas y raíces, el roble me absorbe, retiene mi ánimo como las riendas frenan al caballo. Ahora mismo las veo, en mis brazos: son azules y van por donde anda la sangre. 


miércoles, 23 de marzo de 2022

LAS MENTIRAS QUE NOS CONTAMOS

 Quemé los retratos de mis abuelos en un estúpido intento de hacer borrón y cuenta nueva con mi vida. Las llamas consumieron sus caras de papel pero no convirtieron mis fracasos en triunfos, ni mis penas en alegrías. Seguí siendo el niño travieso, el adolescente acomplejado, el joven inseguro que fui y el adulto triste que soy. Mientras ardían me dije, sabiendo que me mentía, que mis hijos y sus hijos comprenderían mi forma de ser y de actuar y no tendrían que quemar mi imagen para expiar sus frustraciones. 


LO QUE APRENDÍ EN 2020

 En 2020 aprendí quién y cómo es mi familia. También conocí mejor a mis amigos. Y a mí; supe que puedo pasar meses inmovilizado en una cama sin mover ni un dedo, que puedo soportar un dolor insoportable, que soy capaz de mostrarme desnudo y llorar delante de extraños. Advertí que el azar puede hacer mucho bien y mucho mal. Comprobé que puedo morir en cualquier momento. Y que confiar en la vida produce efectos mágicos. Después de todo, básicamente, soy la misma persona pero con menos miedos. De la muerte, ahora, solo temo que venga en un momento inoportuno.