QUIÉREME

viernes, 14 de octubre de 2011

LA CONVENIENCIA DE OLVIDAR LOS PORQUÉS


   Acabo de leer en un libro que se llama “El viaje de Teo” esto: ..... de vez en cuando hay que saber renunciar al porqué. Ya no tienes cinco años para hacer preguntas sin parar. Serénate....hay que abandonarse. Si no, no te curarás. Si te resistes con tus porqués ninguno de nosotros podrá salvarte“. El libro va de la historia de las religiones pero, las frases que he transcrito me han hecho recordar algunas experiencias,  propias y de personas que conozco, de las que nunca se han encontrado sus porqués. Me refiero a experiencias como la muerte de un ser querido, un accidente, un divorcio. En estos casos se  dedica mucho tiempo, demasiado según mi amiga Gadea Díaz, a encontrar el porqué, el porqué pasó, el porqué a mí, el porqué haría yo eso. El tiempo acaba por disuadirte, acaba mostrándote que es mejor no pensar en ello más. Pero hay que tener en cuenta que tampoco sabemos el porqué de otras cosas que nos hacen felices, por ejemplo: porqué nos enamorados, porqué en ese momento y de esa persona, porqué hoy estoy especialmente contento y las cosas me van rodadas. En estos asuntos,  que no implican luto, no gastamos tanto tiempo en buscar las causas, los aceptamos mucho mejor,  como quien encuentra diez euros en la calle, se los mete en el bolsillo y sigue, sin preguntas. Pues hagamos lo mismo con esas malas pasadas que a veces nos trae la vida. Es la única forma de no malgastar tiempo y energía. ¡Piénsalo!. Si no hay una respuesta, ¿para qué buscarla?. ¿O la hay?.