Estoy sentada, inmóvil. Delante, unos grandes ventanales. Al otro lado, un camino que llega al río. Las aguas del Tajo bajan serenas. El nivel ha subido, tanto que ha sumergido el embarcadero. Un grupo de ocas se deslizan ahí mismo, de un lado para otro, sin esfuerzo aparente, como si fueran un mecanismo electrónico y no seres vivos. En la otra orilla, una vieja casona con el techo derruido. Imagino que servirá como refugio para palomas. No sé para qué más podría ser útil. A ambos lados del camino hay árboles que perdieron sus hojas hace meses. Pronto brotarán las nuevas. En medio de este paisaje imagino que se va formando una mancha negra. Es un túnel. Una mano invisible me invita a entrar. Solo dudo durante el primer segundo. Lentamente, voy hacia el agujero. No hay nada. Es el vacío. Siento como si se me hubiesen desactivado los sentidos, no vista, ni oído, ni gusto, ni olfato ni tacto. Nada. Es T
T E T
E D E
D I D
I O I
O O
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------