QUIÉREME

martes, 18 de octubre de 2011

NO QUIERO SER UN ZOMBI

Dice mi amiga Gadea Díaz que a veces parezco un zombi. ¡Mierda!, le contesto, todos parecemos zombis, nos comportamos como zombis muchas veces. Esta mañana he ido a llevar a mis hijos al colegio y me he cruzado, al menos,  con una decena de ellos. Se les reconoce fácilmente: visten a la moda ( o más bien se visten con su versión de la moda),  tienen cara de mala leche, ojos pequeños, saltones y violentos, boca encogida como en un rebujo, generalmente son delgados, pálidos aunque estén morenos ( supongo que por pasar mucho tiempo debajo de la tierra) y nunca saludan; tu pasas a una cafeteria pequeña, cuatro mesas y dos metros de mostrador, dices buenos días y nadie contesta. Esa es una muestra inequívoca de que son zombis. Hay que tener mucho cuidado al contagio porque a veces, con solo mirarlos te contagias y te conviertes en uno de ellos sin darte cuenta. Mucho cuidado, te advierto.  Luego, cuando iba camino de casa,  he visto en un cartel luminoso de tráfico, en la carretera, un auncio: campaña de carreteras secundarias, cumpla las normas. !Mierda¡, las cumplo. Me he sentido amenazado y he compredido que la culpa de que seamos zombis ( a veces, solo a veces), también es del gobierno, no solo de la televisión. 
Definición de zombi: 

1-Persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de, ATENCIÓN, de dominar su voluntad.  

2-Atontado, que se comporta como un autómata.


¿ Quién decía siempre que la culpa era del gobierno?. No me acuerdo.