QUIÉREME

miércoles, 2 de julio de 2014

EN LA CUERDA FLOJA

       Dice Gadea que con frecuencia camina sobre una fina cuerda suspendida a varios metros de altura. Al intentar mantener el equilibrio, a veces, se inclina a la derecha, y entonces se siente sabia, guapa, en paz y a gusto consigo misma. Pero, en cuestión de segundos, se inclina a la izquierda, y entonces pierde esos sentimientos y encuentra miedo, disgusto, fealdad. Dice que le gustaría estar durante más tiempo en la primera posición pero no lo consigue, se vuelve a balancear hacía la segunda posición. Y así va: de izquierda a derecha, de derecha a izquierda. Dice Gadea que puede que sea normal, que puede que se trate de algo común y que, esas personas que siempre parecen satisfechas consigo mismas solo están escondidas bajo una máscara. Yo creo que hay personas que siempre están seguras de sí mismas, conozco a algunas. También creo que las hay de las que siempre están amargadas, también me he topado con ellas.  Gadea no pertenece a ninguno de estos dos grupos; ni va de sobrada ni es una miserable. Gadea es mucho más capaz de lo que ella cree, si, y si se le presenta la oportunidad lo demuestra. A Gadea le falta saber provocar la oportunidad. Y ¿cómo se hace para que surjan las ocasiones? Pues intentándolo una y otra vez y no rindiéndose. Siendo osado. Porque si no lo intentas, si te rindes, entonces es cuando la oportunidad se la quedan los mediocres sin miedo ni verguenza.
¡Gadea, tu sabes! ¡vence el miedo!
¡tu puedes ! ¡vence la pereza!
¡eres guapa! ¡déjate de tonterías!
Tienes motivos suficientes para estar, siempre,  en el lado derecho de la cuerda. Cuando has caído al lado izquierdo ha sido por una mala decisión. ¿Y qué ? Cuando te das cuenta, subes a la cuerda y caminas de nuevo,  caminas inclinándote a la derecha, si es ese el lado que te da el bienestar, claro. Ahí es donde está el equilibrio: caminando por la cuerda hacia adelante e inclinándote un poco hacía el lado en el que te sientes a gusto. Eso es todo.