Puede que exista otra vida después de la muerte.
Puede que la gente que así lo cree esté en lo cierto.
Si existe, será muy distina, tanto como el lugar de donde venimos cuando nacemos -que puede que sea el mismo al que volvemos-.
Las leyes de esos mundos deben ser totalmente diferentes a las de este.
Por eso nuestros seres queridos fallecidos, permanecen mudos cuando les hablamos;
porque no pueden hablar, ni comunicarse con nosotros de las maneras que conocemos.
Nuestras capacidades son claramente insuficientes para entender de dónde venimos y a dónde vamos.
Y si, damos por hecho que existen, aún así, perdemos el tiempo con nuestras elucubraciones.
¿Qué más nos dan las respuestas a esas preguntas, si con cada cambio, nos olvidamos de lo que fuimos?