QUIÉREME

lunes, 20 de mayo de 2013

MI MAYOR ARMA

         La  Fe, arma del hombre.
Lo hace dios lo hace cerdo
le da alas o, plomo para quemarse en el infierno.
El hombre cree y el verbo se vuelve carne.  

Mi Fe está guardada en un viejo retrato endeble
de marco cobre de libélulas de cristal quebrado
todopoderoso como el dios de los creyentes como ibis adorado.
Hay una pared una puerta y delante mi madre
va de largo de blanco con unas flores en la mano
me mira sonrie descansa a mi lado
le rezo le pido le imploro le suplico
cuando mi alma se pinta cobarde.
Me parece inmutable al tiempo al desconsuelo de mis ruegos.
Actúa cuando mi desesperación se desprende de la bombona de oxígeno
que cargo y recargo]
cuando me hundo en el fondo del frío océano.
El dolor me aprieta las sienes me hincha los ojos
mi cerebro solo quiere sobrevivir ni piensa ni razona ni me consuela,
ni un maldito halago.
El retrato me lleva de la mano hasta el fango
me rechaza me zarandea empuja me suelta y….
tira de mi brazo hasta arrancarlo.
Me salva .
       Donde puedo respirar me deja como en desamparo
doy vueltas y vueltas y entre dudas y angustias de vértigo
aparezco instalado de nuevo, en lo nuevo.
Aprendo a quererlo lo cuido lo miro lo corrijo lo limpio
en el nuevo camino descubro maravillas.
Camino más y otra vez turbias decepciones me hacen llorar
si  no  si  no  si he vuelto a caer
no valgo nada  no quiero nada no amo nada.

El retrato,  sí,  el retrato me da la gloria 
Me arrastró a la muerte y ahora me inyecta vida, 
resurrección. 
Me muestra las miserias me sacude la mierda
tiende una alfombra a mis pies
camino de nuevo mirando de frente.
Aprecio a mi gente
agradezco el Sol la comida y 
disfruto con el tacto.  
Duermo rodeado de flores blancas olor de incienso polvo de estrellas 
mi retrato me erguirá hoy mañana mañana y mañana 
te tengo Fe, retrato. 

       Ojalá estuvieras con nosotros. Hoy podríamos decirte: felicidades. Pero nos dejaste hace tanto y nos quedamos tan solos,  unos más que a otros, eso si; cada uno de nosotros arrastra una cantidad de soledad distinta. Yo me reprocho no haberte atentido cuando tuve la oportunidad y ahora me entristece no saber lo que pensarías sobre algunas cosas o cómo actuarías en ciertas ocasiones; tengo la sensación de que no te conocí, aunque de una madre lo que más se recuerda son sus caricias y su amor, y eso si que lo recuerdo. 
¡Ojalá pudiéramos decirte: felicidades ! 
                                                                            Cien poemas cff





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