QUIÉREME

lunes, 15 de septiembre de 2014

EL REPIPI


Al repipi nunca se le vio una prenda sin marca, ni un pelo descolocado,  ni siquiera una mala cara un lunes por la mañana, cuando era conocido, que sus salidas de fin de semana, duraban la noche entera. Llegaba estirado como el palo de una escoba y saludaba con un “hola a todos” tan pedante que nadie contestaba. Un día nos comunicó que se casaba, lo que originó una lista de excusas larga y divertida. Algunos la utilizaron, otros no tuvimos valor y fuimos a la boda. Tras casi una hora esperando a conocer a la novia del repipi , la boda se suspendió. Cogió el micrófono y desde el altar de la iglesia, donde su broceado contrastaba con la blanca figura de Jesucristo,  dijo: “ solo os pido que comprendáis que estar a mi altura es difícil. No la juzguéis, estoy bien “.
                                                                                                                    Mai Raymundo

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