QUIÉREME

Mostrando entradas con la etiqueta recuerdos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta recuerdos. Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de diciembre de 2023

LISTA DE COSAS QUE ME RECUERDAN A MI PADRE

Cuando me ducho y se me cae la esponja, me acuerdo de mi padre.

Cuando me seco la espalda, me acuerdo de mi padre.

Cuando me pongo calcetines, me acuerdo de mi padre.

Cuando meto la pierna por la caña del pantalón, me acuerdo de mi padre.

Cuando visto una prenda azul marino, me acuerdo de mi padre.

Cuando intento acomodarme el cuello de la camisa, me acuerdo de mi padre.

Cuando pido en la mesa que me acerquen la sal, me acuerdo de mi padre.

Cuando guardo el pan, me acuerdo de mi padre.

Cuando me recuesto en el fregadero para fregar los platos, me acuerdo de mi padre.

Cuando se me cae la ropa al meterla en la lavadora, me acuerdo de mi padre.

Cuando sentada en una silla acomodo la compra en el frigorífico, me acuerdo de mi padre.

Cuando compro tomates cherri, me acuerdo de mi padre.

Cuando me apoyo en la pared para descansar, me acuerdo de mi padre.

Cuando voy a nadar, me acuerdo de mi padre.

Cuando salgo a comer, me acuerdo de mi padre.

Cuando quedo a tomar una caña, me acuerdo de mi padre.

Cuando tomo mezcal, me acuerdo de mi padre.

Cuando acaparo la conversación, me acuerdo de mi padre.

Cuando oigo a los políticos en la tele, me acuerdo de mi padre.

Cuando veo a alguien por la calle que no me gusta, me acuerdo de mi padre.

Cuando escucho a Joaquín Sabina y a José Luis Perales, me acuerdo de mi padre.

Cuando miro tik tok de animales, me acuerdo de mi padre.

Cuando descanso en mi cama también me acuerdo de mi padre.

Cuando me veo en el espejo, me acuerdo de mi padre.


lunes, 25 de septiembre de 2023

MI MADRE, MI TÍO Y SUS AFICIONES.

   A mi tío le gustaba la música, tanto que la practicó toda su vida. A mi madre, que tenía buenas manos para la costura, creo que le gustaba la pintura; digo creo porque no lo sé con exactitud. A mi tío también le gustaba criar canarios. Y por eso, de niños, casi siempre teníamos uno o dos en la casa. Recuerdo uno completamente amarillo. Gran cantor. El suelo de su jaula estaba cubierto por una tabla pintada con un bonito paisaje marinero. Creí que era parte de la jaula hasta que vi a mi madre sacarla y limpiarla. Le pregunté y me contesto que lo había pintado ella, que curiosamente era del mismo tamaño que el culo de la jaula y que le era útil porque evitaba que la porquería producida por el pajarito cayese al suelo. Me quedé pasmada: ¿cómo yo no sabía que mi madre pintaba tan bien?, ¿cuándo lo pintó?, ¿dónde?, ¿cuántos años tenía?, ¿cómo no pintó más?, o ¿lo hizo y los puso en el corral y se los comieron las gallinas?, ¿cómo no lo colgó en la pared?, ¿cómo optó por utilizarla como recogedor de las cacas y los desperdicios de la comida del canario? 

¿Cuántas veces desechamos una buena idea?

¿Cuántas veces desestimamos nuestros talentos?

¿Cuántas veces desaprovechamos una oportunidad?

¿Cuántas veces nos rendimos antes incluso de intentarlo? 

Y si lo intentemos y sale mal ¿hay que seguir intentándolo? ¿Y qué si nos rendimos? Cuando no se puede no se puede. Esta idea no es fatalista, no, es tranquilizadora. ¿Qué pasa si dejo de luchar contra el viento? Me temo que no pasa nada, nada de nada. En todo caso te quedaran fuerzas para emplearlas en otras cosas. Eso creo que hizo mi madre, que murió hace treinta y seis años y a la que recuerdo hoy y todos los días; mi madre optó por emplear su talento en cosas más prácticas para su mundo, para su entorno.  



sábado, 8 de julio de 2023

PUERTAS A LA MEMORIA

 Mis padres, junto a algunas otras circunstancias decisivas y excelentes de mi vida, forman ahora parte de la memoria: una cámara blanquecina como fantasma, caprichosa y decididamente infiel. Ahí mismo se guardan los deseos de antes y de ahora, lo imaginado y lo soñado. Y todo eso convive junto y en una situación de constante cambio con o sin tu participación consciente. Lo que recuerdas hoy nada tiene que ver con la primera versión, con la verdad, dirían algunos; yo digo primera versión porque la verdad no existe; existe tu verdad, la mía, la de aquel. En la cámara de la memoria los recuerdos, los deseos, los  sueños y lo imaginado se transforman constantemente; aquella primera versión se desdibuja, se vuelve a dibujar con otras formas, colores, sombras y relieves, hasta con otras intenciones. La misma puerta por la que entras a ella se modifica: la reconoces porque solo hay una, por nada más. Y cuando entras hay elementos permanentes (como si fueran los básicos de Zara), otros nuevos y otros ya no están. Las personas que están ahí puede, seguramente será así, que hayan crecido, que se hayan cambiado de ropa, que sean más guapas, puede incluso que hayan cambiado su discurso. Y las cosas de igual manera las encontraras diferentes aunque te costará darte cuenta porque fingen muy bien. Todo parece auténtico pero recuerda que están en la cámara fantasmal de la memoria.