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lunes, 25 de septiembre de 2023

MI MADRE, MI TÍO Y SUS AFICIONES.

   A mi tío le gustaba la música, tanto que la practicó toda su vida. A mi madre, que tenía buenas manos para la costura, creo que le gustaba la pintura; digo creo porque no lo sé con exactitud. A mi tío también le gustaba criar canarios. Y por eso, de niños, casi siempre teníamos uno o dos en la casa. Recuerdo uno completamente amarillo. Gran cantor. El suelo de su jaula estaba cubierto por una tabla pintada con un bonito paisaje marinero. Creí que era parte de la jaula hasta que vi a mi madre sacarla y limpiarla. Le pregunté y me contesto que lo había pintado ella, que curiosamente era del mismo tamaño que el culo de la jaula y que le era útil porque evitaba que la porquería producida por el pajarito cayese al suelo. Me quedé pasmada: ¿cómo yo no sabía que mi madre pintaba tan bien?, ¿cuándo lo pintó?, ¿dónde?, ¿cuántos años tenía?, ¿cómo no pintó más?, o ¿lo hizo y los puso en el corral y se los comieron las gallinas?, ¿cómo no lo colgó en la pared?, ¿cómo optó por utilizarla como recogedor de las cacas y los desperdicios de la comida del canario? 

¿Cuántas veces desechamos una buena idea?

¿Cuántas veces desestimamos nuestros talentos?

¿Cuántas veces desaprovechamos una oportunidad?

¿Cuántas veces nos rendimos antes incluso de intentarlo? 

Y si lo intentemos y sale mal ¿hay que seguir intentándolo? ¿Y qué si nos rendimos? Cuando no se puede no se puede. Esta idea no es fatalista, no, es tranquilizadora. ¿Qué pasa si dejo de luchar contra el viento? Me temo que no pasa nada, nada de nada. En todo caso te quedaran fuerzas para emplearlas en otras cosas. Eso creo que hizo mi madre, que murió hace treinta y seis años y a la que recuerdo hoy y todos los días; mi madre optó por emplear su talento en cosas más prácticas para su mundo, para su entorno.  



lunes, 6 de mayo de 2019

"M de Mamá"

M de Mamá es una tienda que vende:

brazos gorditos, idóneos para pellizcar,
abrazos abarcadores, a veces, demasiado abarcadores,
besos para celebrar, y besos para consolar,
atención con interés, y atención por deber,
comida de la que te gusta, algo de lo debes comer,
ropa limpia, planchada,
ambiente con buen olor,
palabras para evitar el conflicto,
tiritas para las pequeñas heridas, y cuidados sin límites para las grandes,
consejos que nadie escucha, o lo parece,
champús y jabones al gusto,
conductor con coche para cuando el transporte público pilla lejos, o para deshoras,
hacedores de palomitas si vas a ver una película en casa,
rascadores de espaldas antes de acostarse,
contadores de cuentos para los más pequeños,
extractores de mal humor,
oídos estoicos para historias peregrinas e increíbles,
ojos que absorben cualquier moda, sin rechistar,
negociadores incansable, (casi siempre),
estómagos para digerir el ahora te quiero ahora te odio,
inmunizadores contra el que mal vistes y que mal bailas.

Yo, pellizcaba los brazos de mi madre. Siempre la vi guapa. No recuerdo si le veía algún defecto. Lo que si me faltó fue haberla escuchado. Hoy me gustaría saber cuales eran sus sueños, sus penas, creo haberlas conocido.

Te quiero, mama.