Era mi
rincón preferido, ese rincón en el que las cosas te resultan más fáciles, te
concentras mejor y hasta hablas con más fluidez el día que tienes la suerte de
tener tiempo para una buena sobremesa, prolongada, sin prisas.
En ese
rincón me senté para escuchar el
resto de lo que la grabadora guardaba.
Lo siguiente fue veinte minutos de toses, carraspeos, pasos, yo diría
que Félix, el objeto del espionaje, se preparó un café o algo así, si es que no interpreté mal el
sonido que me parecía el de la cafetera y el de una cucharilla dando vueltas en
una taza para remover el azúcar. Y después de ese tiempo vuelve a sonar el
teléfono. Por tercera vez se trata de una comunicación con Caniche. Félix contesta:
-¡Hola Caniche!
-Terminé
hace un rato y he puesto la tele para hacer tiempo hasta que vinieras.
-Ah,
bien. Desde esa gasolinera hasta aquí tardas tres minutos. Voy apagando el
ordenador y recogiendo.
Efectivamente Caniche tarda
pocos minutos en llegar. Se oye el timbre pero no los saludos. La grabadora
empieza a reproducir su conversación con cierta claridad cuando están cerca de
ella. Y ya ha pasado algún tiempo, según la misma grabadora, nueve minutos. Dicen:
-Caniche:
yo solo quiero que me expliques por qué quieres eso, es que no lo entiendo.
-Félix:
te lo he dicho mil veces, lo necesito para vivir tranquilo. Así no puedo vivir.
En cuanto me lo des ya verás como me relajo y no te vuelvo a hablar de ello.
Pero hazlo, ahora, cuanto antes.
Ahora estoy relajado, tranquilo, solo quiero saber.
-Caniche:
¿es que no entiendes que es humillante?, yo no puedo hacer una cosa así, y si
lo hago, después que sé yo lo que me pedirás, cualquier cosa. Además, ya te he
dicho, auque no me creas, que no hay mucho. A mi novio, al único que ha
significado algo, lo conociste, y
sabes que a pesar de tus circunstancias, lo dejé por ti.
Continuará.........
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