QUIÉREME

martes, 5 de febrero de 2013

ADIÓS A JUAN RULF 6º y última parte

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 -Félix: ¿El músico?, no, no lo dejaste por mí. Cuando  yo te conocí ya no lo querías, decías que te hacía la vida imposible, que ya no aguantabas más, que se había convertido en un desconocido y que cada vez te exigía más, que no te dejaba respirar. Yo sólo te ayudé a dejarlo, te di la fuerza y la confianza que necesitabas. Pero no lo dejaste por mí. ¿No te habrás arrepentido?. ¿Qué hacías tú con un tipo con esas pintas?. Tu no tienes nada que ver con él.
-Caniche: oye, no te pases, yo también he nacido y me he criado en el mismo barrio y si él te parece  un barriobajero, por esa regla,  yo también lo soy.
-Félix: no es verdad. Tú tienes tu carrera y un trabajo en una empresa importante..
-Caniche: si, un trabajo en una empresa importante, pero un trabajo temporal. Mañana se cansan de mí y me dan una patada en el culo.
-Félix: confía en mí. Si pasara algo ya veríamos lo que podría hacer el sindicato, tu sabes que les iba a costar trabajo echarte estando yo de presidente. Tú confía en mí. Pero me estas cambiando el tema. ¿ Me vas a hacer la lista esta tarde?.
     Caniche que tiene una voz chillona y desagradable grita: ¡ no te voy a hacer una lista de mis amantes, ni a ti,  ni a nadie !
         No pasan cinco segundos cuando se oye un fuerte portazo. Me gustaría ver la cara de Félix en este momento. No se oye nada durante un buen rato. Supongo que estará pensando como solucionar este conflicto. Estará inventando frases bonitas y conmovedoras para arreglarse con ella. Siempre, ahora también,  me pregunto cómo serían sus reconciliaciones. Lo más probable es que fueran con palabras, hablando. Félix se las pinta solo para inventar argumentos e ideas a su favor, argumentos que te hacen sentir culpable de algo que no has hecho. Claro que cuando ya lo conoces, cuando conoces sus argucias , en cuanto abre la boca, sabes que está  en proceso de creación de una teoría con la que te va a atacar para defenderse, claro está.  Cuando eres capaz de reconocer ese momento, estás salvado. Caniche parece que todavía no lo ve.
         Se fue enfadada y Félix la volvió a llamar por teléfono. Cuando descolgó dio a entender que había cogido el coche y que ya estaba cerca de Madrid. Él, educado y amable, sin llegar a ser empalagoso, que yo creo que ni aunque quisiera sabría como serlo, le pidió que volviera y ella volvió, sin más. ¡Que fácil!. Eso ¿será amor?  Desde que suena el timbre hasta que hablan pasa un buen rato. Debe ser que ninguno de los dos encuentra la forma de expresar lo que sienten. Imagino que uno quiere pedir perdón, sin pedirlo, para tranquilizarla. Y la otra no sabe como decirle que lo quiere pero que no acepta esas peticiones tan extravagantes como estúpidas. 
      Seguidamente descubrí que ninguna de estas suposiciones se correspondían con la realidad. Sin ninguna razón consciente rebobiné y volví a escuchar el silencio, volví a escuchar ese buen rato sin palabras que la grabadora guardaba.  Y me reveló, esta vez si,  la realidad; en su momento escuché esa grabación una y otra vez, todas oí lo mismo y todas pensé lo mismo, pero ahora  veo, oígo, sé claramente , que en ese rato estan haciendo el amor. Una mujer pensaría que Caniche debe ser muy apasionada. Un hombre tendría claro que, con las tetas de Caniche,  no cabe otra cosa que una reconciliación con sexo. 
     Y yo no hago más que darle gracias a Dios por haber conocido el sexo y el amor y la pasión,  porque,  si sigo con Félix , la Iglesia Católica me hace Santa, Santa Gadea. Y por cierto, el libro de Juan Rulfo se quedó en aquella casa; fui a por un libro y me traje una grabadora que  contenía ……… otra historia.

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