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viernes, 11 de diciembre de 2020

MARITA

  Marita murió en su casa de Santa Cruz de la Sierra el 13 de enero del 2020. Ese mismo día, el 18 del mes Yumada al-Wula de 1441, yo ingresé en un hospital de Riad. Días después, en medio de mis alucinaciones y bloqueo físico, vi a Rami, el marido de Marita, que venía a visitarme a la UCI. Entraba y se sentaba frente a mí como en un taburete de bar. Apoyaba los brazos en la barra, que era el mostrador de enfermería, y me miraba. Yo le decía mentalmente: ya sé, ya sé lo que vienes a decirme. Así fue como supe que mi amiga había muerto. 
  Marita, según su pasaporte María Leonor Roca Chávez, era pura energía. Era intensa, generosa. También era ocurrente y perspicaz. Tanto, que resultaba chistoso que su marido la llamase, bebé. Ella lo llamaba príncipe, palabra que no hacía más que resaltar la sencillez y humildad de Rami. La primera vez que les oías llamarse así, era como presenciar una escena íntima. La segunda, te sentías parte de la familia. Era una de sus virtudes.
  En aquellos días de enero mi conexión con ella se elevó y se hizo más estrecha. Después de ver a Rami imaginé a Marita, por encima de mi, sonriente y diciéndome: ¡vamos niña Sol! ¡vamos!. Hoy, aún lo recuerdo como si fuera real.


domingo, 24 de noviembre de 2013

MORIR UN PAR DE HORAS

Se me van las fuerzas solo quiero dormir
Se me escapan como fantasmas 
Solo quiero descansar
Se escurren de mi cuerpo como gotas de aceite sobre porcelana blanca
¡Moriría un par de horas!
Sin gente papel teléfono lapiceros letras sin gente
Comida café vino tiendas sin gente.
Me veo en el espejo y mis ojos no son mis ojos,
Mi frente mi nariz mi barbilla, solo la boca es mía
El mismo imperfecto rictus el mismo color rosado
Se me van las fuerzas y cuando eso pasa quiero llorar hasta convertirme en cigarra
Reventar y no sentir estallar y dejar de existir
Pero, tengo un anillo de cobre y blanco en la mano izquierda, un anillo de plata y luz adorna mi mano derecha
Dos pájaros en constante piar que me recuerdan lo que más quiero
No puedo irme
Solo soy dos anillos, uno cobre otro plata, no soy libre
No puedo irme
Quizás mañana de nuevo escuche al grillo
Siempre habrá uno en mi ventana
Me dará pellizcos me dará puñaladas me besará en la boca me dará mimos
Y hasta puede que oxígeno
Pero no puedo irme por lo que más quiero que no soy libre
Compraré un cántaro y lo guardaré con agua
Un poco de vino en una tinaja y sobre la tapa dispondré pan y queso
Robaré si hace falta
Mataré si no tengo más remedio porque no soy libre si no tengo lo que más quiero
Un sillón de cuero rojo
una flor de cristal y cera, roja
un lazo de seda terciopelo y organdí,  rojo 
una caja de madera nácar y rubí, roja
una rama de olivo, verde
me recuerdan que no puedo irme no soy libre
no soy libre si no tengo lo que mas quiero. 
                                                                           Cien poemas cff