QUIÉREME

lunes, 7 de diciembre de 2020

La bombilla

  Subo la escalera. Desenrosco la bombilla y......se me escurre de entre las manos. Cae al suelo y se hace añicos. Trocitos de cristal fino y transparente se esparcen por el suelo de la habitación. Estoy a penas un metro por encima y parecen insignificantes pero, cuando eran uno, iluminaba con intensidad. A penas un metro de distancia me da la suficiente perspectiva para advertir la delgada línea que separa lo frágil de lo resistente, lo bello de lo triste, la luz de la sombra. Su fragilidad se ha revelado en tan corto período de tiempo que me parece cruel. Es cruel. El inventor del tiempo tuvo que ser alguien despiadado. Quizás brillante pero, sin duda bárbaro. ¿Cómo si no dejaría, que algo que luce, pueda convertirse en pedazos en un segundo? 

 Barro los cristalitos y los echo a la basura. Un suave rayo de sol entra al cuarto por una rendija de la persiana. 

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