domingo, 13 de diciembre de 2015
EL MANDIL
Me contaba Gadea que una amiga suya, cada noche después de cenar, sale al patio y fuma un cigarro. Sentada bajo el cielo oscuro, con la cambiante luna delante y con su cigarrillo entre los dedos, se hace las preguntas más repetidas de la humanidad: ¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿a dónde voy? Depués de esos minutos entra en casa, se sienta a la mesa, levanta la pantalla de su ordenador dispuesta a escribir alguna historia, y cuando está a punto de apretar el botón de encendido, ve su reflejo. Y en él, algunas respuestas a sus preguntas: aún lleva el pelo recogido y el mandil que, cada noche, se pone para proteger su ropa a la hora de hacer la cena.
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