QUIÉREME

jueves, 20 de febrero de 2014

GADEA Y EL DEVORADOR DE ILUSIONES

  Dice Gadea que siempre ha deseado crear un castillo, de piedra,  con unos cimientos y un tejado sólidos, decorado con muebles y objetos únicos. Pero, todo el mundo le decía que no era capaz. No le preocupaba, ni lo escuchaba, eran palabras vacías. Los deseos caminan sus propios caminos y así pasó con éste. Poco a poco lo fue construyendo superando miedos, ignorando fantasmas, toreando opiniones y envidias. Un día tras otro su castillo fue creciendo y cuando la construcción estaba a más de la mitad, se le presentaron, con claridad asombrosa, todas las excusas posibles para dejar de seguir construyendo; estaba claro, no era capaz de edificar un castillo. Paró la obra.
  Dos años después,  la misma claridad que le mostró las razones por las que tenía que dejar de construir el castillo, le destapó la equivocación que había cometido. Lo que antes parecía indudable ahora era pura cobardía. Se había instalado en unas obligaciones tan necesarias como indeseadas. Y en la frente parecía llevar escrita la palabra insatisfacción. Intentó empezar de nuevo pero no sabía como. Así que, ante la falta de ideas nuevas,  se vió obligada a llamar a puertas del pasado a las que no quería llamar . La gente que abría esas puertas, muchas no lo hicieron,  se mostraba sorprendida, y parecían leer la mente dudosa de Gadea que no acababa de creer que podía construir un castillo.
  Desde entonces han pasado algunos años más y ahí está, en la misma situación: dudando, en muchos momentos, de su capacidad y sin encontrar la forma de comenzar una nueva obra. O de seguir con la antigua.
  Gadea ha perdido mucho tiempo luchando contra ella misma. Ha perdido muchas oportunidades por su incapacidad de superar las palabras "tú no eres capaz". Sólo la indolencia y despreocupación de la infancia pudieron, en su momento, evitar la influencia de esa frase feroz y devoradora de ilusiones.

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