QUIÉREME

domingo, 25 de agosto de 2013

MEMORIA

     En la película Expiación, basada en la novela del escritor inglés Iam McEwan, un personaje dice que las armas de un escritor son las palabras y la memoria. Cuando lo oí pensé que yo nunca podría dedicarme a escribir porque,  si hay algo que funcione mal en mi maquinaria, es la memoria. Olvido cosas que, cuando alguien me las recuerda, me dan ganas de tirarme de los pelos. ¿Cómo puedo olvidar sitios que he visitado, situaciones emocionalmente intensas ? A veces me he encontrado con personas a las que recordaba vagamente y que,  por lo que me decían,  conocían mucho de mí, a mis amigos,  a mi familia. Cuando alguien te pregunta por tu familia y tu no sabes de qué le conoces, lo pasas mal. ¡Joder! ¿cómo puedo olvidar conversaciones y situaciones necesarias para saber quién es quién?
   La respuesta es que olvido porque quiero olvidar. Es un mecanismo de autodenfesa aunque, a corto plazo,  porque con el tiempo has perdido información necesaria para el próximo reencuentro, y eso ayudar a defenderte no ayuda mucho. Si olvido que una persona intentó una vez moverme la silla en el trabajo, o hizo despachos apropiandose de ideas y echandome mierda, es como si continuamente empezase de cero. Es como vivir en un eterno principio.
  A veces, no es mala cosa; si la persona lo merece,  es como darle otra oportunidad. Pero, sinceramente es algo infrecuente. Y si se trata de alguien muy cercano, de esas personas a las que no has elegido pero tienes que convivir con ellas si o si, entonces tampoco está mal; olvidar las maldades evita acumular basura debajo de la alfombra.
 ( Uno, puede utilizar una palabra malsonante en un momento dado, pero cuando oyes o lees palabras así, el efecto es mayor, la palabra se infla y desprende un malgusto intenso ¿verdad? Este texto tiene varias palabras de esas pero...... tiene que ser así )

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