QUIÉREME

sábado, 31 de agosto de 2013

KAIA

 EL Aeropuerto Internacional Rey Abdulaziz está al norte de Jeddah. Para un occidental, llegar a ese lugar,  es como visitar uno de los planetas de Star War, bueno hay algunos planetas, como el de los dos soles, que no son tan impactantes a nuestros ojos, o al menos, el impacto es distinto, no es tan fuerte; ver ponerse dos soles es bonito, grande, maravilloso, es como contemplar El Taj Mahal,  o El Cañon del Colorado diría yo. Pero cuando ves a todas, todas las mujeres cubiertas hasta los ojos con túnicas negras, incluso las que te acompañaban en el avión,  que reconoces porque van con el mismo señor y el mismo niño, entonces la impresión es de desconcierto, misterio ....te da que pensar si tal vez en ese planeta el contacto de la piel con el aire es veneno y nadie te ha avisado. Luego te das cuenta de que no, el aire no es malo porque el cincuenta por ciento de los hombres se han desnudado, se han liado al cuerpo una toalla blanca , algunos también venían contigo en el avión, y hacen cola para el control de pasaportes. Si a ellas, literalmente no se les ve el pelo, a éstos,  peregrinos que cumplen así algunos de los preceptos de su religión, se les ve demasiado para mi gusto. El otro cincuenta por ciento de los hombre que ves en el aeropuerto son variopintos: un diez por ciento de occidentales, que no están obligados a cambiar su vestimenta como las mujeres, otro diez por ciento son los desganados trabajadores del aeropuerto y el sesenta por ciento restante varía. Este porcentaje  suele estar formado por otro tipo de peregrinos, distintos a los de las toallas  e  inmigrantes que vienen a currar. Los primeros, musulmanes que vienen a cumplir su obligación de visitar la Meca, son de distintos países asiáticos  y todos vestidos igual para evitar perder al grupo. Suelen llevar ropa llamatica, qué se yo, camisas verdes con adornos dorados, por ejemplo, dando  la impresión de ser habitantes de un tercer planeta. Si son inmigrantes que vienen a trabajar, entonces no llevan una ropa identificativa,  y se les reconoce precisamente por ello y porque a los funcionarios del aeropuerto se les multiplica el desdén y los tratan como a los visitantes indeseados del planeta más pobre de la galaxia, pero,  los tienen que admitir porque , entre rezo y rezo ¡ alguien tiene que trabajar en este país ! 
 

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