QUIÉREME

jueves, 31 de enero de 2013

ADIÓS A JUAN RULFO 2ª parte

Estaba claro que hacía mucho tiempo que no le había dado el aire a la sábana bajera de la cama.  Dentro de la taza del water el agua había dejado unos chorritos de óxido, muestra también del tiempo que hacía que nadie había tirado de la cadena.  Las persianas dejaban entrar sólo la luz suficiente para manejarse al andar pero, después de un rato ya podías apreciar algunos detalles sin necesidad de encender una lámpara, como que faltaba una acuarela de la pared o que las cortinas habían perdido el largo que a mí me gustaba, ahora estaban a ras de suelo, le habían cogido el bajo para que, cómo es la preferncia de algunos, no arrastrasen. Sí tuve que encender la luz para hacer lo que fui a hacer, recoger algunas de mis cosas. Como no había llevado maletas eché mano de lo que encontré, bolsas de basura. Llené dos bolsas de basura con mi mejor ropa de marca, con esa que había comprado, la mayoría en rebajas, con tanta ilusión. También recuperé alguna foto familiar, varias piezas de cerámica, regalos casi todas, y algún libro, libros de esos de los que no te sirve una edición nueva, de los que te gusta conservar el primer ejemplar que llegó a tus manos porque dentro guarda también el momento en el que lo leíste. El contenido de un libro es vulnerable a las circunstancias de las personas que los leen. Un libro cambia contigo. Llevaba en la mente un nombre que no quería olvidar, el del mexicano Juan Rulfo. Me sentía bien aquellos días en los que leí Pedro Páramo y el Llano en llamas. Creía que recuperar el libro me ayudaría también a recuperar aquel bienestar.  Abrí todos los cajones de los muebles y con ellos inevitablemente se despertó mi memoria. Más de lo que esperaba.

Continuará............ 

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