QUIÉREME

domingo, 15 de octubre de 2023

TEXTO PARA TRISTES

 Un amigo de antes, que no de ahora, un amigo de un corto tiempo, me ha hecho recordar mi tristeza. Cuando le conocí, con veintitantos, ya llevaba yo mi tristeza arrastras. Su padre, el de ese amigo de antes,  se dio cuenta y me lo dijo, como si yo anduviera por ahí con ese peso de forma inconsciente; no era así, yo sabía que la tristeza estaba conmigo, lo que no sabía era cuándo se había adherido a mi cuerpo. No sabía si fue después de aquel día trágico e incomprensible en el que pasé de niña a mujer (hecho que sigo sin comprender) o fue cuando se me murió mi madre. Digo yo que el primer día se me presentó y el segundo, unos años después, ya decidió quedarse conmigo como si hubiera encontrado al amor de su vida. Se me pegó a la piel, a toda, como un traje de neopreno sobre el que me ponía mi ropa. La tristeza es terca, pesada e insistente. Y una vez que te encuentra, como logre amoldarse a ti, como tu cabeza se ahorma a una almohada de látex, puedes dar casi por seguro que te acompañará toda la vida. Hay momentos y personas, como los amigos de siempre, que no necesariamente son aquellos que conoces de toda la vida, que logran hacerla desaparecer casi casi por completo. Pero la muy canalla siempre queda agarrada a un píe, y al menor descuido, trepa y te agarra de nuevo por completo. Sin embargo he descubierto que hay algo que la debilita mucho: sonreír. Y si además la ignoras, mi te cuento como se encoge.

No hay comentarios:

Publicar un comentario