QUIÉREME

domingo, 31 de enero de 2021

Comunicación ¿necesaria?

 He vivido mucho tiempo fuera pero mi casa es la casa donde viven mis padres. He ido siempre que he podido. Si llegaba por la mañana, mi madre estaba en la cocina. Si llegaba por la tarde mi madre me esperaba cosiendo, junto a la mesa camilla, al lado de la ventana del comedor. Murió hace treinta y cuatro años pero sigue viviendo allí. Mi padre también, pero él sigue vivo. 

Creo que este, ha sido un mal año para mi padre. Primero porque yo he estado todo el tiempo en el hospital. Lo he visto muy poco. Segundo, por la pandemia de la COVID 19 que le ha mantenido encerrado en casa, sin  poder pasear, sin ver a nadie, sin relacionarse, con la única compañía de la brutal y estúpida televisión. Es lo que creo porque eso son cosas que no preguntas a tu padre. No estás hablando con él en una videoconferencia y dices: este está siendo uno de los peores años de tu vida, ¿verdad? La pregunta tiene mucho riesgo y la respuesta podría ser una bomba emocional. 

Los hijos no conocen a los padres. No saben lo que piensan, lo que sienten, lo que sueñan. Aunque sean habladores como los míos. Los padres ocultan a los hijos grandes secretos de su ser; los hijos no necesitan saber ciertas cosas de los padres. Los padres conocen a los hijos durante algún tiempo, luego también dejan de conocerlos. 

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