Hay una estrella. Y estoy yo.
Un cordón umbilical nos une.
A través de él me llega todo el alimento:
creatividad,
emociones,
experiencias,
memoria y olvido, cuando es necesario,
salud,
regeneración,
voluntad,
deseo y rechazo, cuando es menester,
placeres,
amistad,
afectividad,
equilibrio y desorden, si la situación lo propone.
Gracias a ella, creo que te tengo a ti. ¡Bendita sea!
No sé que recibe ella de mí. Me gustaría que fuera como una madre.
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