QUIÉREME

viernes, 23 de agosto de 2013

Hi Jeddah !

        Jeddah, podría ser un nombre de mujer, suena bien para un oído europeo. ¿ Cómo sonará a las mujeres de aquí ? Difícil saberlo, aunque no descarto tener respuesta a esta pregunta dentro de unos meses.
       Si hay algo carcaterístico de esta ciudad, algo evidente que se despliega delante de tus narices como un gran lienzo, es la imagen de las mujeres: media hora antes de que el avión aterrice en el Aeropuerto Internacional King Abdulaziz, locales y extrajeras, se cubren de negro. Las locales tapan todo su cuerpo, hasta los ojos, como si,  por una rendija de la ropa se pudieran escapar sus valores morales y sus ideas de vida. Las extranjeras solo tapan su cuerpo, la cabeza la dejan al descubierto para que se note que no comparten esa imposición. 
     En Jeddah,  todas, todas las mujeres visten de largo y de negro pero,  hay diferencias: las hay que solo llevan destapados los ojos, las hay que incluso se cubren los ojos con otro pañuelo más y si, las hay que llevan la cara descubierta. Estas últimas son una minoría y a primera vista parecen mujeres jóvenes, acomodadas y con estudios,  o al menos,  con cierta educación académica. Las mujeres de Jeddah que llevan la cara descubierta tienen un rostro bonito, muy cuidado, marcadamente maquillado. Y tienen una mirada orgullosa, imagino que necesariamente orgullosa para poder convivir entre semejantes sin rostro.  Destaparse la cara en esta ciudad tiene que ser como desarmarse: si me ves la cara te puedes hacer una idea, equivocada o no, de como soy. Si no me ves la cara,  no te doy ninguna información sobre mi, te dejo en desventaja. Aquí,  Flora Davis lo hubiese tenido más difícil para escribir sus teorías sobre la comunicación no verbal.

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