QUIÉREME

sábado, 30 de enero de 2021

MI CUERPO

Querida Gadea:

    Hoy he recordado un par de canciones que te he oído tararear más de una vez. Me refiero a El Estuche del grupo colombiano Aterciopelados y a Guapos y Guapas del español El Kanka. En principio, estoy de acuerdo con el mensaje de su letra, ya sabes, que hay que cultivar más la mente que el cuerpo. Pero, solo en principio. Todavía no sé si también al final. 

    Después de pasar más de un año en el hospital recuperando mi cuerpo parece razonable reinterpretar su  importancia. Yo soy él y él soy yo. Si él muere, yo muero. Para recuperar toda su funcionalidad debo ir al gimnasio más de lo que me gustaría. Y creo que esa practica tendrá que formar parte de mi vida para siempre. Necesito mi cuerpo para moverme y comer, bañarme, vestirme. Para acercarme a una persona y acariciarla, besarla. Lo necesito para decir si, no, o te quiero. Para encender el ordenador y escribir y ordenar mis ideas. Para pedir perdón, dar gracias o pasar página. Para soñar. Para todo. 

   Me ha sorprendido el dolor que puede aguantar el cuerpo. Porque también es donde sucede el dolor. La alegría sin embargo, tiene un componente etéreo, parece suceder fuera, como en el áurea. 

   Si la forma del cuerpo se ajusta a los cánones de belleza del momento, llevará ventaja en muchas cosas. Sí, los guapos lo tienen más fácil. Por ejemplo: he empezado a leer un libro que mi hermana lleva tiempo recomendándome. El primer capítulo me impacta. Googleo al autor y cuando veo sus fotos me cae mal, hay algo en su físico que no me gusta; el gesto de su cara me produce desconfianza. Vuelvo al libro y ya no me parece tan bueno. Me he vuelto más exigente y crítica. Sigo leyendo por el motivo por el que me fue recomendado, porque hay una parte con la que mi hermana y yo nos identificamos, circunstancias de nuestro pasado que coinciden con las del narrador de la historia del libro. Nunca antes me había parado a pensar que el físico de un autor me pudiese influir de esa manera a la hora de leer su obra. ¡Que superficial! ¡Que tonto! Así de caprichosos y crueles pueden ser las consecuencias de que un cuerpo pueda gustar o no. 

   Necesito mi cuerpo Gadea, no tengo otra cosa. Y cuanto mejor quede mejor será mi vida. Por otra parte, creo que la mente hace y deshace en el cuerpo. Pero ¿cómo mantenerla en forma y que repare lo enfermo? ¿Cómo reconducirla cuando sabes que va por mal camino?

  




sábado, 23 de enero de 2021

GADEA WAITHING IN THE SKY

Me dice Gadea:

 El tiempo y la fe dan vueltas por mi cabeza a menudo. Muy a menudo. El tiempo lo percibo casi siempre como un depredador. Casi siempre. Algunas veces, pocas, parece pararse. Entonces respiro con conciencia y con paz. Es como si me acariciara el rostro, el cuerpo. En cuanto a la fe, mi intención es alcanzarla. No hablo de religión. Hablo de la fe en términos absolutos. Hablo de tener confianza en la vida, de creer, de tener la seguridad de que algo, en singular o en plural, será de una forma determinada. Quiero ser una persona de fe. Me parece más útil, más práctico, más humilde, con más salidas. Lo consigo por momentos. Y me gusta. No quiero ser monja y alucinar contemplando.Quiero ser el astronauta que sabe que su viaje va a salir bien y desde la "Perla Azul" se ve caminando entre las estrellas. 😏

jueves, 21 de enero de 2021

DOS LISTAS, DOS VERDADES

el arte de no pensar                                                                            todo está en todo

                                       ¿Todas las personas son iguales? ¿De verdad son iguales?

¿Son iguales las guapas que                                                                   las feas,

                     las delgadas que                                                                 las gordas,   

                     las listas que                                                                       las tontas,

                     las ágiles que                                                                      las torpes,

                     las bondadosas que                                                            las perversas,

                     las intuitivas que                                                                las obtusas,

                     las simpáticas que                                                              las desagradables,

                     las educadas que                                                                las groseras,

                     las calculadoras que                                                           las incautas,

                     las generosas que                                                                las avaras,

                     las ambiciosas que                                                              las desdeñosas,

                     las alegres que                                                                     las tristes.

                     Las ricas que                                                                        las pobres,

                     las blancas que                                                                     las negras, 

                     las católicas que                                                                   las ateas?

                    ¿Son iguales los colonos que los indios?

                     


                     


lunes, 18 de enero de 2021

INDIOS Y VAQUEROS

 Un miembro de la familia Lyons lleva a Viktor a la cámara de gas y otro miembro de la misma familia, se juega la vida para salvarlo. Un francotirador apostado en una terraza dispara su arma contra un soldado y tras una esquina, aguarda un médico de la cruz roja para rescatar al soldado en cuanto reciba el impacto. ¡Que cerca está el bien del mal, la vida de la muerte, la salud del dolor! Parece que los opuestos compartieran el mismo metro cuadrado. Es más, a veces, lo que separa una cosa de la contraria, es tan solo una delgada línea, y además, invisible. No percibimos que rozamos el límite, no nos damos cuenta de lo cerca que está el opuesto. 

 Unos se afanan por una cosa y otros, por la contraria. Y hasta dentro de nosotros mismos libramos batallas así, a menudo. Si estás en el lado correcto ya no pelees más. Quédate ahí. Es más bonito, se viste mejor, se come mejor, se descansa mejor. Si estás en el otro, aguanta, merece la pena pagar el precio que te permita volver. Y además, recuerda que en cualquier momento puede aparecer el miembro de la familia Lyons o el médico de la cruz roja que te rescate y te lleve al otro lado. Creo que para morir también éste es el mejor sitio. Aunque sospecho, que si te llega la muerte en el lado equivocado, el mismo proceso, diríamos mortal, te lleva al bueno. Y cuando todo acaba ya estás ahí. 

 


domingo, 10 de enero de 2021

Desahogo

 


LUCHA POR SOBREVIVIR Y DESPUÉS.....

 No comprendo ninguna lucha salvo la del hombre por sobrevivir y sobrevivir con dignidad. El hombre tiene que luchar con ambición por comer, por una vivienda, por un trabajo, por tener atención sanitaria, medicinas, calefacción, educación, transporte, ocio, vacaciones. Luego tiene que seguir luchando por un trabajo mejor, una casa mejor, un coche mejor, unas vacaciones mejores, colegios mejores, mejor seguro médico. Después, necesita otra casa, otro coche, un poco más de dinero, un poco más poder. 

Y un poco más de dinero y de poder,

y un poco más de dinero y de pode

y un poco más de dinero y de pod 

Y un poco más de dinero y de po

y un poco más de dinero y de p

y un poco más de dinero y de

y un poco más de dinero y d

y un poco más de dinero y

y un poco más de dinero

y un poco más de diner

y un poco más de dine

y un poco más de din

y un poco más de di

y un poco más de d

y un poco más de

y un poco más d

y un poco más

y un poco má

y un poco m

y un poco

y un poc

y un po

y un p

y un 

y u

y

.


viernes, 8 de enero de 2021

AJENO, A JENO

   7 de enero de 2021. Estoy en Toledo. Desde casa veo nevar. Está nevando desde hace horas. Mi jardín japonés está totalmente cubierto de nieve. Ese jardín soy yo. También los muebles de mi salón, las cosas que hay colgadas en las paredes, las que hay sobre las mesas, la ropa de los tenderemos que están junto a los radiadores de la calefacción, el travieso agaporni, los alebrijes amontonados sobre el aparador. Casi todo lo demás me es ajeno. Me es ajena la ciudad. Más aún, lo que hay más allá de la ciudad, por ejemplo, lo que leo en las webs de noticias; hablan de covid, pandemia, vacuna, toque de queda, Trump, asalto, Capitolio. ¿Qué es todo eso? Luego alguien me habla de Sálvame, las campanadas de Nochevieja, un programa de Castilla La Mancha en el que los abuelos buscan novio, y de su presentador, un tal Ramón G. que dicen que se burla de los ancianos. Y yo pienso: ¿pero todavía existe la televisión? ¿Quién la ve?, ¿quién la hace? Eso, la televisión, me resulta más extraño todavía. Es como algo de otro planeta y tan pasado y feo como las calles llenas de barro del medievo, o la niebla de 1952 en Londres.