QUIÉREME

lunes, 12 de julio de 2021

¿?

 ¿Dónde está esa fuerza superior a nosotros? Esa que dicen que dice: pedid y se os dará. También dicen que dice: una palabra tuya bastará para sanarme. ¿Dónde está? ¿Cómo se llama? ¿Atiende a todos? ¿No discrimina por color de piel, nacionalidad, nivel económico, edad, sexo, profesión, religión....? ¿Da igual si eres ateo o si eres un hombre de fe? ¿Importa el físico o tu capacidad intelectual? ¿Si eres bueno o malo? ¿Con qué palabras hay que dirigirse a ella? ¿Hay que hacerlo en una lengua determinada? ¿En una postura concreta? ¿Siempre responde? Si es si, ¿cuánto tiempo tarda? ¿Hay alguna fórmula especial para hacer la petición? ¿Hay que hacerlo en algún lugar determinado, en alguna ventanilla concreta? ¿Cuánto cuesta? ¿Es caro, barato, gratis? ¿Hay horario? ¿Es necesario vestirse de alguna manera? ¿Se pueden llevar zapatillas o chanclas?

¿Qué está en tus manos y qué no depende de ti? No eliges nacer, ni dónde, ni cuando, ni en que familia, ni tu físico, ni tu intelecto, ni tus emociones, ni tus habilidades, ni si eres buena o mala persona, ni si gustas o no a alguien. No puedes hacer que ahí fuera haga frío o calor, sea de día o de noche, esté despejado o gris, llueva o nieve. No puedes o no sabes -que para el caso es lo mismo- evitar muchas enfermedades, accidentes, ignorancias, estupideces.

A veces, solo a veces, y no todos, puedes: leer, escribir, escuchar, ver, entender, comer, amar, construir, destruir, cultivar, contemplar, viajar, caminar.

martes, 6 de julio de 2021

NO ME GUSTA LA NIVEA

 Hay quien piensa que la Naturaleza es perfecta, que la Tierra, el cuerpo humano y la Vida es perfecta. Yo creo otra cosa: creo que son asombrosas porque nos sobrepasan, que las vemos asombrosas porque conocemos menos de lo que desconocemos, que nos queda tanto por descodificar que las pensamos perfectas. Pero hay volcanes y terremotos, enfermedades y vejez, vidas truncadas y dolorosas y mucha pobreza: demasiado violento para considerarlo perfecto -a no ser que empecemos a ver belleza en la violencia-. De momento solo puedo ver belleza en la lava de un volcán si la veo a través de una pantalla a miles de kilómetros; puedo ver belleza en un anciano si conozco algo más de él; no puedo verla en un político corrupto si no roba como los chicos de Danny Ocean -George Clooney- en sus películas, y no lo hacen. Y además lo finito ¿es perfecto?, ¿es bonito? ¿Cómo puede ser perfecta la Naturaleza si nos ofrece un número finito de mañanas? Las mañanas son frescas, renovadoras. Y esforzándome, podría aceptar que se acabaran las mañanas pero ¿y las tardes? ¿Cómo puede haber perfección sin tardes? Las tardes son afectivas, creativas. No, este no es un Mundo Perfecto, si las tardes están contadas.


domingo, 4 de julio de 2021

¡ADIVINA QUIÉN ES QUIÉN!

Mi habitación del hospital tenía tres camas: a, b y c. Tenía también tres armarios de, aproximadamente, un metro de ancho y dos de alto; armarios imposibles para un parapléjico. Había tres tableros que hacían de mesa. En cada mesa una silla, se supone que para las visitas porque los pacientes se mueven en sus propias sillas. Las electrónicas no se pueden acercar a la mesa suficientemente, supongamos para comer: el mando para conducirla sobresale hacía adelante y hacía arriba del reposabrazos. La silla manual si permite acercarse a la mesa para hacer con comodidad cualquier cosa. 

En la mesa de la cama a podías encontrar: un estuche repleto de todo tipo de maquillaje, un adaptador para utilizar algunos de esos objetos, por ejemplo, el lápiz de ojos. También había un secador y una plancha de pelo, peines, cepillos, un espejo en forma de tríptico con un píe y luces a los lados, toallitas húmedas, una caja repleta de chocolates, chuches, cruasanes de chocolate, una tablet, un teléfono móvil .

En la mesa de la cama b había: una caja con panes tostados, ciruelas pasas, latas de sardinas y alguna fruta que acababa pasándose. Un portátil, cascos, un ratón, un cepillo de dientes eléctrico, unos calcetines calefactables, un portarretratos o marco electrónico, un ladrón con tres enchufes, cuatro libros viejos, un cuaderno, varias férulas para las manos, unos tulipanes rosas artificiales. 

En la mesa de la cama c podías ver: dos perros de peluche grandes, otro pequeño, una nevera roja, un espejo redondo con píe, bolsas con galletas de chocolate, un bote de nesquik, un matamoscas, una tablet.

lunes, 21 de junio de 2021

EL MIEDO A LA MUERTE

Dice Gadea: 

He vivido momentos en los que no temía morir. No por dramáticos o duros, no. Eran días vacíos, días en los que no veía sentido ni en mí, ni en lo que me rodeaba; no sabía lo que era el amor. Entonces pensaba: ¡ya verás como cuando me vaya a morir tendré algo por lo que querer seguir viviendo! ¡Y ahora que nada me retiene, aquí estoy! Nada pasa.

Por otro lado estaba el miedo físico a la muerte; el miedo a que dejar la vida fuera doloroso para el cuerpo. Esto último ya no me preocupa. Primero, porque escuché a Chavela Vargas decir que igual que nacemos solos morimos solos. Y si podemos hacer una cosa podemos hacer la otra. Me convence esa forma de verlo. La muerte es un paso, como otros muchos, que nadie puede hacer por tí. Cuando te duele una muela nadie puede sustituirte en ese dolor; cuando estás angustiado porque alguien te está jodiendo en el trabajo, nadie va a pasar esa angustia por ti. Y además creo ciertamente que no duele y que puede ser hasta tranquilizador. 

En cuando al miedo a morir, no físico, tengo que decirte, querido amigo, que está mal llamado. Busca dentro de ti qué es lo que no quieres perder ni más allá de la muerte. En mi caso, lo que me da terror, lo que me es insoportable, es saber que, inevitablemente, algún día no podré seguir tocando su piel. Eso es para mi la muerte y por eso, ahora, le tengo miedo. 




 

domingo, 20 de junio de 2021

ÉXITO

 Imaginemos una paleta con colores. Elegimos uno; nos quedamos con el color escogido por el mayor número de gente. Ahora, de la misma manera, escogemos el tono de ese color, el que más gusta. Pongamos que el ganador ha sido el rosa palo. ¿Es esto una definición de éxito? ¿ El éxito es gustar al mayor número de gente posible? Si. Pero éxito también es:

-hacerlo bien,

-sentirse  satisfecho con lo hecho.

-Que sea lo que buscabas,

-que sirva para lo que querías,

-que cumpla la misión deseada.

-Dar con el color exacto,

-con la forma precisa,

-la armonía perfecta.

Éxito es hacerlo. También. Ahora lo sé.

¿Es el rosa palo el mejor color? Si. Pero igualmente el mejor color es:

-el verde esmeralda,

-el azul noche,

-el amarillo limón,

-el rojo bermellón,

-....................... 

¡Continúa escribiendo!

martes, 15 de junio de 2021

UN AÑO DIFERENTE, EN DOS TIEMPOS

                                                                                                Toledo. Diciembre. 1520.



Querida Gadea:


    Seguramente, cuando tengas en tus manos esta carta, estará viejo todo lo que te cuento. En esta ciudad los acontecimientos se suceden con rapidez. 

    Para empezar te digo que nos hemos mudado a la casa del cigarral. Mis nervios ya no aguantaban el ir y venir de la gente, el ruido del trabajo de los artesanos, el bullicio del mercado, la suciedad de las calles. Te confieso que ha habido otra causa, menos confesable pero, casi más decisiva: evitar ser testigo del dolor de tanta gente, tantos toledanos que se ha quedado sin sustento, al verse obligados a cerrar sus talleres, sederías sobre todo. A esto suma los estragos, el hambre que está causando la sequía. Ayer mismo, cientos de personas fueron en procesión hasta el monasterio de San Juan de los Reyes para rogar que llueva. Y por si fuera poco, un brote de viruela antes y otro de gripe ahora, está matando, sobre todo, a niños y ancianos, ya débiles por la falta de alimento y por el frío. Cada domingo pido por ellos y aporto una limosna en la misa de la catedral. 

    En mis ruegos también está mi sirvienta y buena amiga Shaima. Sabes que sus orígenes moriscos nunca han impedido el cariño y respeto que nos tenemos. Ella me cuidó como una madre durante mi enfermedad. Ahora me toca a mí arrimarle el hombro. Y es que su hija pequeña, que lleva su mismo nombre, está embarazada. Lo que podría ser un motivo de celebración, es en este caso, una desgracia: la pequeña Shaima ha deshonrado a su familia por culpa de un muchacho del que se niega a decirnos su nombre. Ya está de seis meses. En esta casa, aunque cada día con más estrecheces, todavía tenemos para vivir con dignidad y cuidaremos de ese bebé como Dios manda.

    Tengo que decirte que, además, el ambiente está muy caldeado en lo público: las disputas entre Ayalas y Silvas, entre realistas y los que ven al emperador como una amenaza, me resultan ya insoportables. Son como niños malcriados, indisciplinados y caprichosos que tergiversan, inventan y esconden lo que sea necesario para defender sus intereses. Me parecen tan necios y de actitudes y hechos tan deplorables como los de la alcahueta Celestina. Te preguntarás de qué te hablo. ¡Ni en sueños lo imaginarías! Es el personaje de un libro que lleva por nombre Tragicomedia de Calisto y Melibea; un texto que logra sonrojarme, aún estando en la intimidad de mi alcoba, único lugar donde me atrevo a leerlo. A veces, siento pudor por palabras e ideas -atrevidas, desvergonzadas, groseras diría yo- que surgen de esas hojas. Lo compré en el taller de Pedro Hagenbach por un precio que tampoco me atrevo a pronunciar.   ¡Ojalá llegue el día en el que los libros estén al alcance de todos! El escritor quizás no te sea del todo ajeno porque, aunque tengo entendido que trabaja con leyes en Talavera, nació allí, en La Puebla. Se llama Fernando de Rojas.

   Comprenderás si te digo que, sin duda, este ha sido un año distinto.


                                                          Atentamente, tu siempre amiga,

                                                                

                                                                                           Teodora R. 




............................                                                                       



                                                                                               Toledo. Diciembre. 2020.



¡Hola Gadea! ¿Cómo estás?

   

    Ya sé  que no está de moda escribir cartas, pero tengo tantas cosas que contarte, que unos pocos WhatsApp no me son suficientes. ¡Vaya año!

   Empezaré por decirte que tuve un accidente de tráfico. En una recta el coche se me fue a la derecha y me salí del asfalto. Golpeé contra un poste y eso causó que diera varias vueltas. Todo sucedió tan rápido que me costó días comprender que no estaba en medio de una pesadilla. Desde entonces, mis piernas son una silla de ruedas. No sufras por mí: lo tengo superado. He aprendido a vivir de otra manera. Realmente no tuve opción: mis hijos  merecen una madre que luche por pasar todo el tiempo posible con ellos, merecen crecer con una madre que los proteja y ame como solo una madre sabe hacerlo. Y esto, créeme, es posible con muy poca movilidad, casi, con el exclusivo latir del corazón. 

   Antes del accidente nos habíamos trasladado a la casa de campo de mis padres. Pensamos que allí seria más fácil guardar las normas del confinamiento que nos impusieron debido a la pandemia. Y en general así fue. Los muros de Toledo me estaban asfixiando. Y allí, estábamos rodeados de la naturaleza, con el río a pocos metros; cada mañana, paseaba  por su orilla, le acompañaba en su correr. Su cadencia, suave, rítmica, era para mí, un susurro tranquilizador. Tuve que irme al hospital, pero he vuelto y he retomado la rutina de pasear junto al Tajo, con la sola excepción de haber tenido que alisar el camino para facilitar el rodaje de mi silla.

  Como podrás imaginar, en estos últimos meses, he estado librando mi propia batalla; he vivido casi ajena a la actualidad. Así que, sigo esperando un discurso político que me convenza. Y sigo buscando respuestas en algunas lecturas; la imposibilidad de hacer ciertas  cosas, se ha convertido en más  tiempo para leer. Se ha cumplido así uno de mis deseos, como bien sabes. Por cierto, te recomiendo Sapiens de Animales a Dioses. Su autor, Yuval Noah Harari. Te gustará su lenguaje y coincidirás en muchas ideas.

    Mi madre y mi abuela solían decir que no hay un día igual, menos, un año. Yo digo que sí, que todos los años son distintos pero, no todos lo son suficientemente como para ganarse el adjetivo. Este, coincidirás conmigo, en que lo tiene bien merecido.

                                                                                Un fuerte abrazo, amiga.


                                                                                                     Teodora R.

sábado, 12 de junio de 2021

PRIMAVERA

Me dices que llevas años esperando que la primavera llegue a tu vida. Que tu verano fue largo y caluroso. Que luego llegó el otoño y llorabas y llorabas sin saber bien por qué. Después vino el invierno, frío. El dolor se agudizó, tanto que se llevó hasta las ganas de lamentarte, te dejó sin lágrimas. Y me preguntas ¿cuándo llegará mi primavera? 

Mi respuesta, amigo, ya la hemos hablado más de una vez tu y yo. Ambos conocemos a personas que creyeron que encontrarían su primavera en el dinero, en casas grandes y bonitas. Otras, en el éxito profesional. Y también a quien, lo que más deseaba, era una familia. Lo consiguieron y, sin embargo, siguen esperando su primavera. Yo te digo que mires a tu alrededor, limpies y des una mano de barniz a lo que te guste y que te desprendas de lo demás. No pienses en dar una segunda oportunidad a lo que no te conmueve, a quien te hace padecer. La primavera está en lo que te estremece, en lo que te hace reír, en quién te escucha y te agarra la mano para caminar juntos el sendero de baldosas amarillas que llega hasta Oz. 


Encontré estos párrafos en lo que parece una carta, sin remite ni destino, entre un montón de papeles viejos en el trastero de mi casa. Serán sobre las seis de la tarde. Es sábado y veo a través de la ventana que algo está pasando ahí afuera; hay una luz brillante y amarilla, maravillosa. El cielo, impresiona, se está volviendo gris plomo. La temperatura es realmente agradable. Empieza a oler a tierra mojada. No hay duda, la primavera ya está aquí. Y a Dios pongo por testigo -como dijo la señorita O’Hara- de que nunca la dejaré marchar porque esta es mi primavera. 


https://afrontandolesionmedular.blogspot.com/2021/06/fallo-del-i-certamen-de-primavera.html