QUIÉREME

jueves, 10 de enero de 2013

GADEA VESTIDA DE ROJO 1ª PARTE

   Rojo. Gadea Díaz salió de la cocina y se sentó en el patio, en un extremo del sofá de mimbre y cojines estampados con grandes flores. Iba vestida de rojo. Miró la piscina que estaba enfrente, a unos 10 metros, y luego a la derecha, donde tenía ocho macetas con hermosos geranios.  Estaba algo nerviosa pero, al sentarse y echar una ojeada a su alrededor, sintió alivio porque ese mes había pagado la última letra de esa casa, su casa. ¡ Una preocupación menos ! pensó. Y se sirvió una cerveza bien fría que le supo a gloria. Dos minutos hacía que Gadea se había bebido el último trago de su botellín cuando, por la misma puerta de la cocina, salió al patio Zenón, sí Zenón, como el filósofo griego. Iba vestido de blanco: pantalón y camisa de lino, blanco. Llevaba veinte años casada con él. Escogió el otro extremo del sofá para sentarse, lo hizo sin decir palabra, con la mirada perdida, como ensimismado en algún inoportuno e incómodo pensamiento. Zenón tomó asiento y simultáneamente Gadea se estremeció; durante unos segundos una desagradable sensación le recorrió el cuerpo, una impresión que se detuvo en sus manos: era como si hubiese mentido los dedos en un enchufe y la corriente luchara por salir por la punta de los dedos. Ese fue el impacto físico, el emocional fue peor: sintió que Zenón era un desconocido.

Continuará...........

ESPEJO

Espejo: tabla de cristal azogado para que se reflejen en él los objetos que tenga delante.
Hay cosas que no son lo que parecen y otras que no parecen lo que son.
Hay personas con la autoestima baja y otras que la tienen tan alta que en vez de admiración provocan risa.