QUIÉREME

viernes, 3 de febrero de 2017

MUROS


Para Bill, Donald y todos los demás cínicos con poder:
¡Basta ya!
Una voz adecuada hablará y entonces, tendréis que derrumbar vuestros muros y destruir vuestras armas. "Los otros" podremos reír y vivir en paz.



                                                                Marta Raymundo

martes, 31 de enero de 2017

S/T



Ahora, ahora ya sé lo que soy;
soy un puente entre mis padres y mis hijos.
Ya se de dónde vengo y adónde voy;
vengo de mis padres hacía mis hijos.
Ellos no lo saben: el avance ha sido exponencial.

También sé ahora que también soy una ventana.
Me abro para los mios, para lo mío.
Me cierro a mis enemigos y nunca nunca he abierto
al fascista ni al colonialista.

domingo, 15 de enero de 2017

Collage 1




                                                                                                                                Marta Raymundo
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domingo, 9 de octubre de 2016

LOS AÑOS Y EL TIEMPO


 Vicente Nerea le cuenta a mi amiga Gadea:
     
        "Hace cinco años tenía 45. Entonces pensaba que me quedaban 5 años de edad madura, después entraría en una etapa en la que me podrían llamar persona mayor. Realmente soy la misma persona de hace 5 años pero, entonces fue la última vez que pensé en un plazo tan largo. Ahora, me descubro a mi mismo haciendo planes para plazos, como máximo, de un año. Y si, ciertamente hay cosas que ya no pueden esperar; un año es un tiempo considerable cuando tienes 50. A esa edad el tiempo empieza a medirse de otra manera, con otra herramienta; comienza a ser un factor determinante. La levedad con que se siente el tiempo en la juventud se convierte en un elemento ineludible en la madurez. A la vez vives con pausa; el sosiego es necesario para sentir la intensidad en su justa medida. Si tengo a mano mi comida preferida me la como, si necesito descansar lo hago sin remordimientos, si tengo que quedar mal ante alguien me importa una mierda y si puedo hacer el amor cada noche lo hago".

martes, 20 de septiembre de 2016

martes, 12 de abril de 2016

JAPÓN, UN VIAJE EN EL TIEMPO






PERPLEJIDAD

     Sale un JEFE de ESTADO dando un discurso por la televisión vestido, no modestamente que sería correcto, sino chabacano que ya  dice mucho de él. Y cuando empieza a hablar confirma su chabacanería. Insulta a otro jefe de estado al que llama racista y basura, entre otras cosas. La gente que asiste al discurso asiente, muestra su acuerdo, apoya las palabras de su dirigente como si realmente les importase lo que dice. Yo miro con perplejidad la escena. Y pienso en la importancia de educar. Educación: desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales de un niño, enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía. Hay gente educada por naturaleza, personas que quizás no sepan utilizar correctamente los cubiertos pero, saben distinguir lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo,  la mayoría parece ser que necesita un poquito más de apoyo, algo más de orientación. Recuerdo situaciones en las que he sentido la misma perplejidad ante personas con cierta preparación académica, lo que significa que la educación y la preparación académica no son la misma cosa.
  ¿Cómo puede ser que gente mal educada dirija un país, una empresa, una institución, y millones de personas les rían las gracias y hagan posible que esos mal educados desarrollen sus carreras? Ni idea, pero podemos sacar varias conclusiones: 
Primera: la educación nos importa una mierda.
Segunda: algún dios del que nos han hablado no existe. Al menos ese que dicen que creó al hombre a su imagen y semejanza. No coincide. Dios está descrito de una forma y millones de hombres no son de esa forma.
Tercera: hay serios fallos genéticos. No variaciones como las que diferencian a las razas, sino errores en la ingeniería genética que hacen que algunas personas, por ejemplo, aplaudan las tonterias de sus líderes.