QUIÉREME

lunes, 27 de abril de 2015

LA LÍNEA

     Hace unos años Gadea cronstruyó una línea: fue algo así como tensar una cuerda unos palmos por encima de su cabeza. La instaló ahí para asirse a ella cuando fuera necesario, cuando notase que perdía la estabilidad. Se trata de un instrumento muy útil que le está siendo vital. De hecho, desde que la construyó la ha ayudado a mejorar su equilibrio y por lo tanto, a mantenerse en pié cuando se tambalea, algo frecuente dado el estado en el que quedó después de que sufriera la gran caída,  y después del declive, también pronunciado, que padeció después. Esto último fue como la réplica de un terremoto. Tras estos dos sucedos sus niveles de equilibrio quedaron seriamente dañados, y una brisa, una palabra, un recuerdo, cualquier cosa la hace inclinarse a la izquierda y luego a la derecha y, de nuevo a la izquierda. El vértigo, que antes se prolongaba durante una eternidad, ahora dura tan solo unos minutos, el tiempo que tarda en aparecer ante sus ojos la línea. Un esfuerzo moderado es suficiente para alcanzarla.
   En estos años Gadea ha hecho mejoras en la línea: la ha pintado de rojo, con lo que aparece más vivamente, la ha suavizado para evitar arañar sus manos, y ha perfeccionado el sistema para visualizarla más rápidamente.
  Dice Gadea que está viviendo una recaída, que se le ha pasado por la cabeza un pensamiento que decía: quizás te lo mereces. Como se refería a algo inestabilizador, la línea ha aparecido y de momento camina sobre ella. Y, aunque tiene dudas de si aprendemos del pasado, piensa que, al menos, le queda la certeza de que con calma y equilibrio se piensa mejor, y también está intentando incorporar a su actitud un poco de egoismo e interés. ( Esto último, asegura que tiene dudas de poder conseguirlo pero, de momento se conforma con tener los conceptos en la cabeza cuando antes los rechazaba por considerarlos inapropiados).
    En fin, nada nuevo. Gadea anda con frecuencia sobre una línea delgada. Quizás como muchos. Pero se trata de un tema que muestra debilidad y por lo tanto ocultable. Y yo lo veo bien, es mejor callar, mantener la boca cerrada, porque al fin y al cabo ¿ a quien le importa ?

Y hablando de otra cosa: dice Gadea que ya no le gusta Steve McQueen. Pero ese es otro tema. O puede que sea el mismo.
  
  

martes, 21 de abril de 2015

GADEA EN NEGRO Y ROJO

     Dice Gadea que hay veces que se mira al espejo y no se reconoce. Se recuerda a si misma de otra manera. Quizás recuerda la versión de ella misma que mas le ha gustado hasta el momento. Si, esa versión en la que su imagen le gustaba porque estaba agusto consigo misma. Y esa circunstancia de estar agusto consigo misma se dio en un momento muy concreto. Porque antes y después de ese momento ha habido cosas que la han mantenido distraída. Gadea piensa a veces que su luto siempre le dura demasiado, más que a los demás. Pero esto no hay manera de comprobarlo porque, en general evitamos hablar de ello, no con la intención de ocultar nada, sino para darnos ánimos a nosotros mismos. O sea, que salvo excepciones, que las habrá, es probable que los lutos suelan durar años en la mayoría de los seres humanos. Es probable, que aunque aparentemos otra cosa, no haya lutos de unos días. Añade Gadea que los lutos más frecuentes que ella conoce son: la muerte de un ser querido, un divorcio, la infidelidad de tu pareja y una decisión equivocada. Estas cosas te cambian la vida, te pueden cambiar la personalidad y hasta pueden ser causa de un depresión insuperable. Me cuenta Gadea que conoce a gente que ha pasado por estas cosas, algunas han pasado por varias de estas cosas y hasta conoce a quien ha pasado por todas estas circunstancias. Y todas esas personas se muestran en público como si hubiesen superado la prueba. Pero Gadea, a la que también le ha tocado alguna de esas penas, dice que hay momentos en los que siente que no lo ha superado, que el dolor se le presenta como en el primer día, y que el tiempo lo cura todo pero que la cicatriz está ahí, y esa no desaparece, y en los días de tormenta pica, y cuando hace viendo, duele. Si, efectivamente, cuando sale el sol, puede que ni te acuerdes de tu cicatriz pero siempre hay otro día tormentoso y otro día con viento y lluvia. Y al final se pasa el tiempo entre luto y luto, y cuando te das cuenta de que no hay tiempo para lamentaciones,  te lamentas de que hasta ahora haya sido asi.
   Dice Gadea que ha tardado casi una vida en comprender que hay preguntas sin respuesta, que hay cosas que son y han sido asi, porque si. Y llegar a asumirlo tambien le ha costado un luto. "Ahora que" , añade Gadea,  " aunque me encanta el negro, cada vez llevo más rojo".

domingo, 1 de marzo de 2015

VERDADES ABSOLUTAS

El tiempo pasa cada vez más deprisa.
Las sirenas no son buena gente.
Mis amigos están cada vez más lejos.
Cada día deseo más tocar su piel, la de ella y la de él.
Cada día soy más consciente de que un día dejaré de estar.

Es impresionante la cantidad de cosas que nos rodean y desconocemos
y nadie sabe aún que será eso que llaman dios, ni los que creen en él. 

Hay preguntas que no tinen respuesta.

Hay cosas que no dan risa.

Mis padres me contaban que cuando era niño nunca pedía nada,
ahora lo quiero todo. 

El roble cubre más que la palmera.

lunes, 2 de febrero de 2015

UN MONO DE CUERO NEGRO

A veces me gustaría vestir un mono de cuero negro y llevar un látigo en la mano, presentarme así ante la gente. Hay momentos, escasos, en los que consigo ponérmelo, figuradamente, y entonces, con ese atuendo me siento seguro, firme, controlador ¡que bien! Luego, cuando esa persona dice algo incoveniente, algo a lo que yo debería responder según se espera de mi por cómo voy vestido, entonces, de repente, se me cambia el traje,  y me miro y voy con un pijama de felpa y con un osito bajo el brazo. ¿Que ha pasado ? ¡No entiendo por qué se me cambia el vestido!, ¿en qué momento pierdo el control?, ¿por qué mi mente ha dado esa orden sin tener en cuenta a mi voluntad?, ¿cómo se atreve a hacer ese cambio delante de alguien y dejarme desnudo durante unos segundos? ¡Eso no está bien, mente!
Bien, he llegado a la conclusión de que, además de la mente y la voluntad, existe otro elemento difícil de desafiar. Mi amigo Marc lo llama raza. Sí, es como el pedigrí de un animal. Pedigrí: genealogía de un animal. Genealogía: serie de progenitores y ascendientes de cada persona.
Mi raza parece que siempre ha ido vestida con pijama de felpa y un osito bajo el brazo. Me imagino a mis ancestros, cuando no había peluches, con una piedra en forma de oso y utilizandola de almohada. ¡Que suerte haber nacido en este momento de la historia humana! ¡Que suerte tener peluches y anestesia !, entre otras muchas cosas.  De todas formas esto no quiere decir que siempre vayamos en pijama. Yo recuerdo a mis ascendentes vestidos elegantemente, guapísimos, como "marqueses ". Pero debajo creo que llevaban el pijama.
Mi raza tiene más peculiaridades. Por ejemplo, nosotros no matamos patos, ni mucho menos elefantes o cebras. No, no matamos patos, porque aunque estemos por encima en la escala evolutiva, respetamos a los seres vivos ( y a los muertos también). Los toros nos gustan en el campo no en las plazas. Los gallos en el corral, sin peleas. Si alguno de mi raza ha cazado un conejo ha sido para comérselo y eso es distinto.
Con estas características es difícil defenderse. Por eso yo, a veces, quisiera vestir con un mono de cuero negro y llevar un látigo en la mano.