QUIÉREME

lunes, 21 de noviembre de 2011

LA INDOLENCIA

El primer chico que me sorprendió, me cuenta mi amiga Gadea Díaz, lo hizo porque me llamó indolente. Me dijo: eres una indolente. Me sonó como si me hubiera dicho: eres maravillosa. Durante algún tiempo pensé que quizás era una indolente, pero nada más lejos de la realidad. La indolencia es una apariencia, una puerta blindada detrás de la que esconderse. De vez en cuando compraba revistas de fotografía, soñaba con una máquina en mis manos y pasaba el día haciendo fotos imaginarias. De vez en cuando compraba revistas de armas, imaginaba dianas y yo disparaba, siempre daba en el blanco. Me hacía con revistas de viajes y allí me plantaba, volvía a la hora de la cena. Hasta que me cansé de soñar y,  en vez de mostrar entusiasmo,  mostraba indiferencia: ¡que tontería!, a mi eso no me interesa. Nada me interesaba porque no sabía como alcanzarlo. ¡Todavia no lo se!. Yo no se que decirle a mi amiga ¿ y tu?.
¿como se cura la indolencia? ¿como se superan las frustraciones?

martes, 18 de octubre de 2011

NO QUIERO SER UN ZOMBI

Dice mi amiga Gadea Díaz que a veces parezco un zombi. ¡Mierda!, le contesto, todos parecemos zombis, nos comportamos como zombis muchas veces. Esta mañana he ido a llevar a mis hijos al colegio y me he cruzado, al menos,  con una decena de ellos. Se les reconoce fácilmente: visten a la moda ( o más bien se visten con su versión de la moda),  tienen cara de mala leche, ojos pequeños, saltones y violentos, boca encogida como en un rebujo, generalmente son delgados, pálidos aunque estén morenos ( supongo que por pasar mucho tiempo debajo de la tierra) y nunca saludan; tu pasas a una cafeteria pequeña, cuatro mesas y dos metros de mostrador, dices buenos días y nadie contesta. Esa es una muestra inequívoca de que son zombis. Hay que tener mucho cuidado al contagio porque a veces, con solo mirarlos te contagias y te conviertes en uno de ellos sin darte cuenta. Mucho cuidado, te advierto.  Luego, cuando iba camino de casa,  he visto en un cartel luminoso de tráfico, en la carretera, un auncio: campaña de carreteras secundarias, cumpla las normas. !Mierda¡, las cumplo. Me he sentido amenazado y he compredido que la culpa de que seamos zombis ( a veces, solo a veces), también es del gobierno, no solo de la televisión. 
Definición de zombi: 

1-Persona que se supone muerta y que ha sido reanimada por arte de brujería, con el fin de, ATENCIÓN, de dominar su voluntad.  

2-Atontado, que se comporta como un autómata.


¿ Quién decía siempre que la culpa era del gobierno?. No me acuerdo. 



viernes, 14 de octubre de 2011

LA CONVENIENCIA DE OLVIDAR LOS PORQUÉS


   Acabo de leer en un libro que se llama “El viaje de Teo” esto: ..... de vez en cuando hay que saber renunciar al porqué. Ya no tienes cinco años para hacer preguntas sin parar. Serénate....hay que abandonarse. Si no, no te curarás. Si te resistes con tus porqués ninguno de nosotros podrá salvarte“. El libro va de la historia de las religiones pero, las frases que he transcrito me han hecho recordar algunas experiencias,  propias y de personas que conozco, de las que nunca se han encontrado sus porqués. Me refiero a experiencias como la muerte de un ser querido, un accidente, un divorcio. En estos casos se  dedica mucho tiempo, demasiado según mi amiga Gadea Díaz, a encontrar el porqué, el porqué pasó, el porqué a mí, el porqué haría yo eso. El tiempo acaba por disuadirte, acaba mostrándote que es mejor no pensar en ello más. Pero hay que tener en cuenta que tampoco sabemos el porqué de otras cosas que nos hacen felices, por ejemplo: porqué nos enamorados, porqué en ese momento y de esa persona, porqué hoy estoy especialmente contento y las cosas me van rodadas. En estos asuntos,  que no implican luto, no gastamos tanto tiempo en buscar las causas, los aceptamos mucho mejor,  como quien encuentra diez euros en la calle, se los mete en el bolsillo y sigue, sin preguntas. Pues hagamos lo mismo con esas malas pasadas que a veces nos trae la vida. Es la única forma de no malgastar tiempo y energía. ¡Piénsalo!. Si no hay una respuesta, ¿para qué buscarla?. ¿O la hay?.