Cuando le preguntaron por los criterios a los que debían responder los kulaks, Lenin había dicho: !Ya se darán cuenta sobre la marcha". De ahí la incompresión de las víctimas ante una persecución sin motivos explícitos. Como ese kulak deportado que escribió, en una carta confiscada por la GPU:
¡Qué mala suerte la mía! Todavía hoy no llego a creer que me hayan hecho esto y no comprendo por qué me torturan así. Lo comprendería aún si fuera un ricachón o si hubiera hecho daño a alguien. Son idiotas y nos chupan la sangre, eso es todo.
El siglo de los genocidios
Bernard Bruneteau